El fútbol luso pasa por un buen momento. Pasea a sus equipos por Europa, cuenta con varios futbolistas de excepción y luce una rica generación de jóvenes entrenadores que evidencia lo bien que se están trabajando ciertas cosas en el país vecino. Este auge tiene sus constantes: por lo general los nuevos entrenadores portugueses prefieren correr a establecerse y se interesan antes por los espacios que por el balón, poco que ver con los principios sobre los que se ha construido la era dorada del fútbol español. La tensión resultante de este contraste da pie a reacciones muy variadas, pero la más interesante es la batalla de estilos que se produce sobre el césped, esa en la que confiará el nuevo Dépor de Domingos Paciencia.
De su debut en Riazor cabía esperar algún retoque en la alineación (regresó Aranzubía y Valerón se quedó en el banquillo) y ese extra de intensidad que se cuenta entre las escasas garantías que ofrece un relevo en el banquillo (el equipo respondió generoso). Quizá también podía esperarse el tímido atisbo de un nuevo sello en la preparación del equipo, pero eso el Dépor no lo mostró: lo que mostró fue una hechura impactante. Sólido y agresivo, vertical gestionando un balón del que no quería abusar, dinámico como nunca en ataque y capaz de convertir el temido juego exterior del Málaga en el punto de partida de su propio dominio. Flor de un día o inicio de un relato potente, es pronto para decirlo. Paciencia.
@SharkGutierrez 6 enero, 2013
Me gustó el Deportivo ayer. Como si le cargaran las pilas y se renovara.
Paciencia necesitará Domingos para resolver la caótica situación (unida a la mala suerte) que afronta el Deportivo en la segunda vuelta. Pero lo hace dando pinceladas de lo que quiere mostrar y mostró en Braga hace no tanto tiempo. Precisamente, no quieren que le pillen en bragas y busca trasladar sus conocimientos (antiguos, pero eficaces y seguros) a todo el Deportivo.
Jaulas zonales en un cuadrado entre Aguilar-Bergantiños-Zé Castro-Marchena. Imposibilidad para los Isco, Joaquín y sobre todo Portillo. Robo, segundos rechaces y espaldas de los centrocampistas volcando en diestra y siniestra (nunca mejor dicho) otorgando galones a Pizzi y Bruno Gama. En el caso del ex Paços de Ferreira, llevar el 9 y estar en banda puede hacer despistar, pero nada más lejos de la realidad. Los lusos tienen un papel vertícal, dinámico, alegre e inteligentes para buscar el espacio, para ganar en cada terreno, en cada paso.
Esa intensidad, chocó con el ritmo acompasado del Málaga, que no se metió en el partido hasta el minuto 75 de partido y no fue hasta que el Deportivo perdonará mil y una ocasiones en la primera mitad; también unas cuantas en la segunda. Los laterales de los malagueños muy flojos, lejos del nivel al que nos tienen acostumbrado y Pellegrini más preocupado por reorganizarse así como buscar ubicación a un Isco que estaba ofuscado en las malas decisiones.
Lo dicho, partido impecable del Deportivo que toma un poco de aire (y por ende, se espera que impulso) para seguir subiendo. Potencial tienen, ahora les queda exponerlo.