La haya sobrevalorado el tiempo o no, aquella Colombia supo hacerse un huequecito en nuestra memoria. El viaje comenzaba con la victoria de Atlético Nacional en la Libertadores de 1989, primera consagración continental para el país. El Mundial de Italia 90 ponía la semilla para que, cuatro años más tarde, se desbordara -nunca mejor dicho- la ilusión alrededor del conjunto cafetero. “Colombia es la favorita para esta Copa”, llegó a decir el Rey Pelé. La historia terminó en tragedia, y aunque se logró la clasificación para la cita de Francia, en 1998, el fútbol colombiano fue apagándose. James Rodríguez no vio jugar al mejor Valderrama, pero seguro que no le faltaron vídeos y relatos del mítico Pibe, ese que hoy le nombra como sucesor. James no es exactamente eso, pero sí que conserva rasgos y detalles que la velocidad del juego actual hicieron más complicados de ver. El diez del Oporto huele a Sudamérica, pero no renuncia a Europa.
Como buen reflejo del sentir latinoamericano, la pared es parte esencial de su comportamiento sobre el césped. De ahí que Oporto fuera, en su momento, un destino ideal para el joven talento.James Rodríguez vive de su talentosísima zurda El club portugués siempre tuvo una fuerte relación con el continente. Los Falcao, Hulk, Pepe, Deco o los actuales Jackson Martínez o Lucho González, han dibujado la personalidad del equipo presidido por Pinto Da Costa. James encaja en el ecosistema. Su zurda se inclina siempre por la sociedad corta con el compañero más cercano. Sin embargo, no hablamos de un “agresor estilo Messi”, de verticalidad definitiva, sino que sus golpeos están permanentemente enfocados a hacer avanzar al bloque. Es justo en ese punto cuando James te transporta a la década de los 80, cuando las estructuras colectivas no progresaban tan juntas. El colombiano rompe líneas desde su genialidad absoluta en el impacto con el balón. Domina cualquier superficie: exterior, empeine, tres dedos con efecto… Si desea filtrar un pase entre dos contrarios, lo hará. A todo esto, James une gran facilidad para hacerse espacio. Gestualmente es delicioso, y pese a que no tiene ese reprise que elimina marcas (lo que le daría una dimensión muy superior como jugador), la suelta con sencillez. Su pierna izquierda es su vida.
Con estas características, tan típicas de un futbolista de carril central, sorprende comprobar que, en el Oporto, actúa en banda. Enseguida matizaremos, pues James anda muy lejos de ser un extremo. Ni su entrenadorJoao Moutinho y Lucho abren espacios a James se lo pide ni él podría cumplir con el papel. Los porqués de su posición abierta quizás hay que buscarlos en un par de factores. Por un lado, sigue siendo un crío de solo 21 años, lejos de la madurez y constancia que se exige a los que la tocan con mayor frecuencia. Por otro, los interiores titulares favorecen a sus condiciones. Lucho González bascula sin problemas por todo el frente del ataque. Su pasado como centrocampista casi de raya se evidencia en la comodidad con la que cae a los costados. Moutinho también es un medio ancho. El luso, además de ser el jefe por detrás de la pelota (ahí James jamás aparece de inicio, sino que se va sumando), no sufre yendo a banda. Incluso el belga Defour contribuye al movimiento ensayado. En este escenario, el internacional por Colombia encuentra recepciones por dentro, para lo que está más que capacitado de por sí. Cuesta definir cuál es su sector de arranque habitual. Depende bastante de la inspiración transitoria del inquieto Varela, con el que permuta constantemente. James, lógico, tiene sus preferencias.
La banda es un pretexto para liberar a James Rodríguez; su fútbol es de mediapunta
En la derecha, por proximidad hacia su pierna buena, disfruta más. Orientado hacia cualquier acción técnica, se muestra más a menudo y con una seguridad más alta. Son zonas más similares a lo que, imaginamos, algún día será su versión final como enganche. No obstante, en el perfil izquierdo, el chico tiene su cosilla. Sabiendo que no es explosivo en ruptura (alguna tira pero por norma son cortitas), hay que analizarlo más desde el punto de vista asociativo. Su primer toque para la incorporación del lateral es preciso, así como su pausa para aguantar y descargar. Reune las cualidades para ser uno de esos volantes que generan juego desde fuera. Casará muy bien con un carrilero largo que le regale espacio (no es el caso de André Santos o Mangala). Como extra, su centro en estático, parado, es determinante.
Prácticamente la totalidad de virtudes en Bam Bam tienen que ver hoy con el balón o los instantes previos a recibirlo. Aunque no se ahoga por delante del esférico (al revés: se habilita, maneja los apoyos de espaldas, etc), en ocasiones se produce una “lucha” entre su naturaleza (que anhela protagonismo) y sus obligaciones tácticas como pieza externa, lo que provoca situaciones de confusión en el mecanismo del grupo. Nada demasiado grave. Carencia más señalada es su aportación en materia defensiva. Tampoco es extraño; como jugador de clase que es, correr para atrás no es lo suyo. Ni le gusta ni tiene excesivas dotes. Su intensidad en el robo es bajísima. Un lateral con tendencia ofensiva es una pesadilla para él.
El colombiano, en su búsqueda de la disciplina táctica, se pierde en ocasiones
En el aspecto anotador, sus cifras crecen y comienzan a hacerse respetables. De nuevo, su golpeo le sirve para amenazar desde media distancia. Instinto y gol de área, por ahora no tiene mucho. Si lo adquiere, alcanzará guarismos relevantes. Es James Rodríguez, una perla más de esa camada que hace de Colombia una joya a la que todos deseamos en Brasil 2014. Un bonito futuro para una zurda del pasado.
Artículo originalmente publicado el 15-11-12.
@SharkGutierrez 15 noviembre, 2012
Viendo el partido contra Brasil, James tiende mucho a venirse hacia dentro para conceder carril largo a Armero. Pekerman arma su rombo partícular y dotarle a James de libertad es lo más acertado que debería hacer. También por Twitter (siempre en el contexto selección cafetera) me comentan que, en el caso de que McNelly Torres baje el nivel, que James juegue por dentro con libertad plena y permita a Zuñiga partir en derecha y a Armero por izquierda. Una selección más ancha, en la que la asociación no es el elemento principal sino el alto rítmo de la misma. A mi me evoca esta Colombia a cualquier equipo Premier. Presssing zonal de su línea de delanteros (liberando a James) y medios; con un juego directo, de pase de riesgo, de transición. Volar.
Al Oporto sinceramente, lo tengo visto bastante menos. Lo poco que puedo aportar ahí, es que James siga gozando de la libertad creativa que le permite llegar desde tres cuartos en adelante, buscando siempre el espacio y apoyándose en los recursos de Varela o Jackson. James tiene descaro y huele a grande. Otra historia distinta a Hulk.
PD: en la ristra de jugadores que nombraste te dejas al inolvidable Mario Jardel.