El Madrid no termina de conseguir las victorias del prestigio; y van dos años y medio brutos, o uno y medio neto. Quizás se exagere la sensación, porque siempre compite y acostumbra a hacer más que sus rivales; pero la muestra es amplia, y clara y dura al respecto. Como mínimo, la reflexión sobre el proyecto procede. Sin dramas, claro. Paralelamente al del proyecto existe el análisis sobre el equipo de esta 2012/13, cuyo balance general es suficiente a secas, y del todo decepcionante. En esos términos, lo de ayer fortalece. El Real lleva tres partidos consecutivos mostrando su cara, su juego, con más o menos brillantez. La línea es ascendente, y regala momentos que son oro. Porque si hay malo, también hay bueno. En las últimas visitas del Real Madrid a los estadios de las tres mejores plantillas de Europa, por fútbol y ocasiones debió ir 0-2 o 0-3 a la media hora. Normal no es.
Mancini hizo de las suyas con su apuesta inicial: 5-3-2, con Silva y Nasri de interiores por delante de Touré YayaLa ambigüedad de Luka Modric aniquiló ayer a Touré Yaya en el triángulo del medio. Él quería atacar, relacionar a sus dos creativos rápido con el balón y vivir en campo rival; y se cubrió las espaldas con tres centrales para tener uno de más contra Ronaldo y Benzema. Mal pensado no estuvo, su lógica tenía, pero le salió fatal. La figura que condicionó la batalla táctica fue Modric, porque se puso el «10» pero fijó de «8». Sin balón, jugó por delante de Xabi y Khedira, formando un 2+1 que encajaba hombre por hombre con el 1+2 skyblue. La salida por dentro estaba bloqueada, y por fuera tiene hombres pero no ideas, así que el Real, teniendo menos la bola, exhibía un dominio posicional tiránico. Recuperada la pelota, Modric bajaba a donde Yaya no podía, Khedira se soltaba -ocupó área chica en todas las ocasiones de su equipo- y Alonso marcó tempos. Özil es, quizás, el mejor centrocampista del Madrid, pero sin él, y sin requerir un Modric inspiradísimo, el funcionamiento del triángulo fue dominante.
Contra Ronaldo y Benzema al nivel de ayer, no hay defensa.
Ésa era la base. Lo sólido. Lo que había concebido Mourinho y habían ejecutado con éxito sus centrocampistas. Luego fue lo extraordinario: Benzema y Ronaldo. Parece que ya están a tono. Con franqueza, con ellos así no se les puede defender. Técnicamente, Karim no necesita espacio para jugar; y a Cristiano, que sí lo necesita, no se le debe achicar, porque va a tirar un desmarque de 50 metros hacia donde sea y se le tiene que defender escalonado, nunca al hombre. Jugando, entendiendo el juego, qué decir. Benzema, el altruista, siempre tiene al «7» en mente. Tiraba el movimiento circular pasando por delante del central central, lo recogía y se lo llevaba con él para el otro lado, dando a Ronaldo la igualdad numérica. El portugués, que se siente en deuda, hace lo propio, pero como es aún mejor sin balón -en toda la historia no ha habido uno como él en eso-, la lía. Del choque de Ronaldo habrá que hablar en un artículo dedicado. La próxima semana, por ejemplo.
El mejor Real Madrid es éso. Pero éso, y no ayer sino siempre, se queda en un 0-1, en vez de en el 0-3 que tendría con un porcentaje deAtacar a un ritmo tan alto, muchos pros y una contra acierto medio en sus ocasiones claras. Su imprecisión no es (sólo) producto de la mala fortuna, sino una consecuencia de dos de sus rasgos, uno técnico y uno táctico. Decía Marc Roca en 38 Ecos que el Real tiene muchos jugadores capaces de marcar gol en un momento dado, pero ningún goleador sólido Ronaldo aparte. Su segunda línea es pobre ahí. Y comentaba David León que para acumular tal volumen ofensivo, que en sus mejores momentos puede llegar a doblar al de cualquier otro, el Madrid juega a un ritmo, con una verticalidad y una rapidez que imposibilitan una precisión milimétrica. El fallo acompaña más al fútbol a medida que la velocidad sube. ¿Le renta, entonces, el plan? Mourinho cree que sí. El fútbol dice que también. Los datos, hasta hoy, que no tanto.
La dirección de campo de Mancini, táctica y anímica, cambió todo.
Tocando el minuto 30, Mancini modificó su sistema de juego. Kolarov, carrilero izquierdo en la línea de 5, subió 40 metros; y Zabaleta, central derecho en el inicio, pasó al lateral izquierdo de la recién formada línea de 4. La posición del serbio abrió a Khedira y retrasó a Di María, el City ganó espacio y alargó más sus posesiones, para acabar la primera parte con un 65% de cuota de balón y vivo. Tras el descanso, Javi García por Kolarov y toque de trompeta. El mediocentro español y Yaya ya eran más que Modric en su zona, así que batían línea de vez en cuando. Después, ataque total, a discreción. En ésas, al Madrid le da igual replegar. Se siente seguro con Coentrao, S. Ramos, Pepe y Arbeloa, y motivos no le faltan. Ya decidirían en una contra Ronaldo y Benzema, que tenían espacio, se dirían. No fue así, y el acercar tanta, tanta calidad como la que tiene el City al área de Iker provocó 3 o 4 situaciones de peligro, una de las cuales resultó penalty y expulsión. Al final, segundos, sin euforia y con tres preguntas fundamentales: ¿Sería más competitivo siendo más reflexivo o pausado?, ¿podrá extender algún día sus 30 minutos desatados? y… ¿será diciembre el primer mes de fútbol grande del tercer Real Madrid de José Mourinho? Xabi Alonso, Benzema y Ronaldo, los jefes, parecen preparados.
@MutisM21 22 noviembre, 2012
No alcancé a ver el primer tiempo, pero en el segundo me centré en dos aspectos del Madrid que me parecen destacables no por su importancia directa, sino por el trasfondo que genera en el funcionamiento del equipo: El estado emocional de Coentrao y Di María. El primero parece un jugador con personalidad disociada: es un dos-en-uno dependiendo del equipo en el que juegue, y ayer volvió a demostrar que a pesar de su lectura táctica correcta, deja la confianza para hacer de las suyas ofensivamente (lo único destacable fue un caño a Maicon). Aunque acompañó a Ronaldo todo lo que pudo, fueron más los intentos de romper o pasar el balón hacia adentro, perdiendo el impulso y la sorpresa que podría suponer el abrirse hacia banda. Sigue pesando mucho el juicio hacia su precio de traspaso al parecer.
Di María me gustó mucho, es el jugador más sacrificado del equipo defensivamente hablando, pero creo que en todos los partidos que he visto de él esta temporada ha estado más revolucionado que de costumbre (ya es un tema que se ha tocado, entonces no quiero profundizar). Mi intención es preguntar acerca de la capacidad de motivación y concentración que Mourinho les da a sus jugadores, porque al parecer esta temporada ha olvidado hacerlo prefiriendo por encima del potencial "humano" (la influencia de lo emocional en cada encuentro) la versatilidad táctica que ha ganado el equipo con la llegada de Modric y Essien ¿Entrará Iker entre los que podrían mejorar de haber un mayor acompañamiento emocional por parte del cuerpo técnico?. Me preocupa que esto esté ocurriendo, porque aunque las victorias y fines colectivos del equipo potencian a cada jugador, hay objetivos individuales que al no verse cumplidos van a pesar en su rendimiento.
PD: Cada vez que entra Albiol al campo temo por un error defensivo que le regale al rival una oportunidad clara de gol (no sólo de él, pero casualmente cuando entra los he visto más claros)…