El guardián del legado | Ecos del Balón

El guardián del legado


Vuelve Oleg Blokhin al Dinamo y eso siempre es alegría en el Olímpico de Kiev. La alegría del hijo pródigo que vuelve, el alivio del héroe que nunca nos ha fallado y, sobre todo, el recuerdo de un tiempo mejor, de referencia futbolística al que agarrarse en un tiempo en el que el Dinamo no es ni siquiera el mejor equipo del país. El hecho de que no haya renunciado a su cargo como seleccionador representa perfectamente lo que Blokhin es para Ucrania: el chico-para-todo, el hombre sobre cuyos hombros reposa el presente y el futuro del fútbol nacional. A Blokhin le gusta esto, lo ha asumido desde hace tiempo. Representa a un pasado brillante, se siente y se sabe, nadie puede negarlo, el único y legítimo heredero del coronel Lobanovskiy, uno de los mayores genios del la historia del fútbol. La unión entre ambos parece indisoluble, y es difícil hablar de uno sin nombrar al otro, a pesar de que haya pasado ya una década desde que el legendario entrenador dejó este mundo.

A comienzos de los años 70, el joven Blokhin iniciaba lo que sería una brillante carrera en las filas del Dinamo de Kiev. El club se había establecido como referencia nacional en la década anterior gracias al trabajo de Viktor Maslov, un teórico que comenzó a aplicar a gran escala los conceptos de pressing, marcaje zonal, etc.Lobanovskiy inició su carrera en el Dinamo de Maslov, el verdadero padre del Fútbol Total Es considerado el verdadero padre del «Fútbol Total», a pesar de que la explosión del término llegase posteriormente con Rinus Michels. Maslov, que ya había tenido mucho éxito con el Torpedo de Moscú, revolucionó el fútbol soviético, y bajo su mando, un joven extremo llamado Valeri Lobanovskiy desarrolló sus primeros conceptos futbolísticos. Diferencias entre ambos llevaron al jugador a abandonar el Dinamo –Maslov era terrible si un jugador caía en desgracia para él-. Las diferencias, cuando Lobanovskiy comenzó su carrera como técnico en el Dnipro Dnipropetrovsk eran, básicamente, metodológicas. Valeri no era un cualquiera, había ganado premios de matemáticas a nivel nacional en su etapa estudiantil, y era licenciado por la Universidad Politécnica de Kiev. La cientificidad del juego le obsesionaba, y reducir el peso del azar en el desarrollo de un partido era uno de sus objetivos. En esta etapa conoció a Anatoly Zelentsov, un experto en bioenergética, que se convertiría en su mano derecha y parte clave de su diseño de entrenamientos. Tres años tardaron en ascender al Dnipro a la Soviet TOP League, y una vez en la máxima división, el equipo siguió coleccionando elogios. Para cuando el Dinamo le reclamó en 1974, Lobanovskyi y su equipo sabían que se les presentaba la oportunidad dorada de aplicar todos sus métodos a un nivel superior, sin prácticamente restricciones.

Kiev ofrecía un mundo de posibilidades: influencia y poder para aplicar sus métodos.

Para cuando Lobanovskiy comenzó su etapa en Kiev, habían pasado cuatro años desde que Maslov abandonara el equipo. Su sustituto había sido Alexander Sevidov, que había cambiado la cara al equipo, relegando el pressing y la zona a favor de una coordinación total de movimientos de sus jugadores, control de la posesión y la casi completaSus entrenamientos eran individualizados y específicos, ningún rival podría adaptarse anulación de los balones colgados al área. Se trataba de combinar largas posesiones, con espontáneas explosiones hacia el área. Lobanovskiy, ni corto ni perezoso, se interesó por ello, y en cierto modo tomó cosas de Sevidov también. Era una esponja. El grupo de entrenadores había crecido ya hasta cuatro. Zelentsov preparaba los entrenamientos individualizados para cada jugador, Bazylevich era el entrenador de facto y Oshemkov elaboraba informes en torno a bases estadísticas, que luego serían estudiadas para la continua corrección de entrenamientos y jugadas. Lobanovskiy, básicamente, lo controlaba todo. Cada jugador tenía un entrenamiento técnico particular para ser capaz de responder a las demandas que el entrenador le hacía, se preparaban jugadas y movimientos individuales específicos para cada partido… Ningún rival podía adaptarse al Dinamo, porque el equipo era distinto y actuaba distinto en cada encuentro. Esa era la base del pensamiento de Lobanovskiy. Individualmente buscaba la universalidad. Jonathan Wilson nos explica cómo era el ambiente del centro de entrenamientos del Dinamo, en su imprescindible Inverting the pyramid. “En uno de los muros del centro de entrenamiento del Dinamo había colgadas listas de lo que quería Lobanovskyi de cada jugador. De los 14 objetivos defensivos hay que destacar que cuatro eran concernientes a la distribución de la pelota y el establecimiento de posiciones de ataque una vez el balón era recuperado. No existía el concepto de “despejar la pelota”, ya que ello significaba perder –aunque solo fuese momentáneamente- la posesión de la misma y tener que regresar a las posiciones defensivas. En los 13 objetivos de ataque destacaban el pressing y el intento de recuperar la pelota lo más arriba posible junto a la insistencia en mover la pelota lejos de las zonas donde el rival concentraba más hombres.”

El énfasis sobre la posesión era extremo, ya que era la clave para elegir cómo, dónde y cuándo atacar o defender. El concepto no era llegar al extremo de una posesión defensiva, como hemos visto recientemente con el Barcelona de Guardiola o la selección española, sino seguir dominando el partido en cada fase del juego. Poder pasar con naturalidad de acaparar la pelota a cederla sólo para asestar un mortal contragolpe. La naturalidad, el trabajo combinado de los 11 hombres sobre el campo era la clave. Continúa Wilson a este respecto: “La más radical de estas listas es la que podíamos definir como tareas mixtas, que englobaban conceptos defensivos como la trampa del fuera de juego y ofensivos como los carrileros doblando a los interiores. Para atacar –decía Lobanovskyi- es necesario quitarle la pelota al contrario, ¿cómo es más fácil hacerlo, con 5 jugadores o con 11? Lo más importante en el fútbol es lo que hace un jugador en el campo cuando NO tiene la pelota, no al revés. Así que, para nosotros, un gran jugador es 1% de talento y 99% de trabajo duro.” No sabemos cuánto de verdad y cuánto de mera propaganda socialista –Lobanovskyi era un ferviente seguidor del Partido, como lo era y es Blokhin-, tenían estas palabras, pero lo cierto es que casi todos los jugadores de sus equipos estaban técnicamente bastante dotados. Dada su idea de que primero se elige la táctica o estilo de juego y luego se hace encajar a los jugadores, muy probablemente el pensamiento del viejo zorro soviético no estuviese muy alejado de aquel del totaalvoetbal, que exigía la excelencia técnica de todas las partes del conjunto.

El caso es que el Dinamo tuvo un éxito inmediato. El club había pasado tres años a la sombra de clubes secundarios que se habían alzado con el campeonato, como Zorya Voroshilovgrado (hoy Lugansk), o el Ararat Erevan. En su primer año con Lobanovskiy, se ganó el doblete. Al siguiente, 1975, se volvió a ganar la liga.Liderados por Blokhin, el Dinamo fue un rodillo en la Recopa de Europa hasta llegar a ganarla Pero esta fue la temporada en que por primera vez el Dinamo sorprendió a Europa. Liderados por Blokhin, que se había convertido en un extremo centelleante, capaz no sólo de superar a cualquier marcador sino de conseguir también cifras goleadores destacadas, el equipo fue un rodillo en la Recopa de Europa. CSKA Sofía (2-0), Eintracht Frankfurt (5-3), Bursaspor (3-0) y el potente PSV Eindhoven (4-2), sucumbieron ante los soviéticos camino de la final de Basilea. Allí esperaban los húngaros del Ferencvaros. Ya no estaba el gran Albert, pero había comenzado a despuntar el centrocampista Tibor Nyilasi, aunque llegaban con la baja –capital- del central Lazslo Balint, uno de los mejores defensas húngaros de la historia. El Dinamo jugó con Konkov ejerciendo de ancla en el centro del campo –una figura implementada por primera vez en la URSS por Maslov- y con Blokhin y Onischenko como pareja de ataque. Estos dos, ambos velocísimos, caían a banda liberando espacio para la llegada de tres trenes de mercancías como eran Muntian, Kolotov y Buryak. Dos goles de Onischenko y otro de Blokhin no dejaron lugar a dudas. El Dinamo era el primer equipo soviético en ganar un título europeo. Y refrendaría su condición de gran sensación europea al derrotar al Bayern Munich de Franz Beckenbauer en la Supercopa de Europa, una competición que sirvió a Blokhin para confirmarse como uno de los mejores jugadores del Viejo Continente. Destrozó a la defensa alemana con tres goles en dos partidos y cimentó su candidatura al Balón de Oro, que finalmente ganó ese año.

Lo difícil es mantenerse: la dura transición entre generaciones.

Al año siguiente, inevitablemente, el Dinamo era considerado uno de los grandes favoritos para ganar la Copa de Europa. Llegó sobradamente a cuartos de final y en la ida, jugada en Simferopol –por condiciones climáticas- el Dinamo derrotó 2-0 al St.Ettiene. La vuelta fue uno de los partidos más míticos de la historia del torneo, con les Verts remontando el resultado en la prórroga en su camino hacia la final que perderían con el Bayern.

En el año 77, de nuevo el conjunto de Lobanovskiy –que venía de ganar el bronce en los JJOO en su primera experiencia con la selección soviética- fue portada de la prensa europea, al acabar con el reinado del Bayern, eliminando a los alemanes en cuartos de final. El bloque se mantenía, pero algunas piezas como Konkov u Onischenko estaban lejos de su mejor forma. Las semifinales aguardaban, y había que medirse a otro equipo de la Alemania Occidental, el potente Borussia Moenchengladbach. El Dinamo pareció recuperar sensaciones ganando la ida 1-0, pero en la vuelta todos los malos presagios se cumplieron. Berti Vogts fue enviado a secar a Blokhin, y el terrier completó otro de sus históricos marcajes mientras sus compañeros remontaban la eliminatoria para viajar a Roma a enfrentarse al Liverpool.

El Dinamo a partir de aquí entró en un período oscuro, y con él, el fútbol soviético. El dominio en la liga se trasladó al Cáucaso, con el Dinamo de Tblisi, y a Moscú, con el Spartak. Es cierto que el Dinamo ganó un par de ligas y copas, pero el equipo ya no daba para competir en Europa. Lobanovskiy alternaba períodos en la selección, sin demasiado éxito. Blokhin se mantenía como una figura destacada, logrando éxitos individuales, pero parecía que su carrera había enfilado la cuesta abajo. Sólo la selección o una –improbable- salida a Europa occidental podrían revivirla. Los métodos de Lobanovskyi y su equipo, cada vez más radicales, incluían la evaluación cuantitativa del trabajo del jugador tras cada partido. El método estadístico permitía que tras cada encuentro se evaluase públicamente a cada jugador, y si este no había cumplido con lo que el método de Lobanovskiy exigía, era castigado de una u otra manera. Por ejemplo, si al día siguiente de un partido un centrocampista había completado 60 acciones técnicas y tácticas se iba a pasar un buen rato haciendo flexiones. Tenían que completar, al menos, cien.

Lobanovskyi y Blokhin siempre llaman dos veces

Sin embargo, para 1985 cuando el fútbol le daba por muerto, el entrenador había reconstruído el equipo totalmente, y estaba de nuevo dispuesto a salir a Europa. Blokhin seguía allí, pero ahora el peso del equipo caía en otros jugadores: la capacidad táctica de los centrales Bessonov y Kuznetsov, la banda izquierda formada por Demyanenko y RatsBlokhin y Lobanovskiy volvieron a ganar la Recopa aplastando al Atleti de Aragonés –poseedor de un disparo tremendo-, la capacidad para ir de un área a otra de Yaremchuk y Yakovenko, la creatividad del menudo Alexander Zavarov y la velocidad e instinto goleador de Igor Belanov. La competición, como 10 años antes, era la Recopa, y el camino también fue triunfal hacia la final: Utrecht (5-3), Universitatea Craiova (5-2), Rapid de Viena (9-2) y Dukla de Praga (4-1), no fueron rival para un equipo que no daba tregua a sus rivales. La final, en Lyon, les midió contra el Atlético de Madrid de Luis Aragonés. Para estudiar a su rival, Luis se desplazó hasta la capital ucraniana. Cuando llegó al entrenamiento, el panorama era desolador. Los jugadores iban cada uno a su ritmo. De repente, de un Mercedes negro que le llevó hasta el borde del campo, se bajó Lobanovskyi. La plantilla empezó a trabajar con carreras, ejercicios físicos y con balón. De repente, el entrenador comenzó a dar palmadas con distinta frecuencia. A cada una, los jugadores comenzaban a hacer movimientos con y sin balón que dejaron a Luis impresionado. “Vámonos, que perdemos seguro, pero no les cuentes nada a los chicos antes de la final”.

La exhibición que los rojiblancos presenciaron en primera persona fue de las que hacen historia. La manera de mover la pelota de los soviéticos, a una velocidad increíble y con una precisión casi irreal hizo que a nadie sorprendiera el 3-0 final. Zavarov, Blokhin y Yevtushenko fueron los estiletes del equipo. Por si en Madrid no había quedado clara la cosa, ese mismo verano el Dinamo participó en el Trofeo Santiago Bernabeu donde procedió a la demolición de una Quinta del Buitre que venía de ganar su primera liga. El grueso del equipo fue seleccionado por el propio Valeri para formar parte de la selección soviética que participó en Mexico 86 (doce de los veintidós convocados eran del Dinamo), y causó sensación, destruyendo a la selección húngara, tuteando a la campeona europea Francia y a la que sólo un lamentable arbitraje del sueco Frederiksson contra Bélgica pudo eliminar del Mundial. El Dinamo participando como selección se vería otra vez en la Euro 88, donde se llegó a la final del torneo, siendo derrotada por una Holanda a la que se había vencido en la primera fase. Para la historia queda el baño tremendo a Italia en semifinales.

La historia parecía repetirse para Lobanovskyi y su equipo. Al año siguiente de ganar la Recopa, eran los grandes favoritos en la Copa de Europa. Beroe Stara y Celtic no fueron rivales para ellos. Tampoco el Besiktas, al que un rotundo 7-0 global apeó en cuartos. El rival en semis era el Porto, que no era uno de los favoritos. En Portugal, Futre, Madjer y Gomes lideraron la corta victoria por 2-1. La vuelta vio como increíblemente los portugueses ganaban 0-2 a los 10 minutos. Mikhailitchenko recortó a los 11, pero a partir de ahí el Dinamo fue un manojo de nervios al que cada contra liderada por Futre ponía en serios apuros. Se esfumaba la gran posibilidad de ganar una Copa de Europa. Blokhin se iría a Austria el verano siguiente. Comenzaba la primera salida de jugadores soviéticos a occidente: Zavarov y Alejnikov a la Juve, Khidiatulin al Toulouse, Belanov al Borussia MG, Dassaev al Sevilla…

Lobanovskiy dio por finalizada su etapa en el equipo de la capital ucraniana en 1990, tras fracasar con la URSS en el Mundial de Italia. Se iba a los Emiratos Árabes y luego a Kuwait en lo que parecía un paso previo al retiro. Aún no. Volvió –y cómo- para llevar de nuevo al Dinamo a unas semifinales de Copa de Europa y forjar a su tercer jugador Balón de Oro en la figura de Shevchenko. Y para dejar claro que la escuela soviética seguía viva. En esas sigue hoy, de nuevo en casa, Oleg Blokhin.


33 comentarios

  • SharkGutierrez 3 octubre, 2012

    Conocer la historia a través de Sergio Vilariño es un lujo; si además te habla del entonces hermético fútbol soviético, doble lujo. Ahora yo quiero hacerle una pregunta a Sergio sobre a quién ve más él cercano al Oleg Blokhin entrenador: si a Sevidov o a Lobanovskyi. Porque comentas que Valeriy es muy metódico y concienzudo en sus métodos y no deja nada al azar, mientras que Sevidov era mucho más "romántico" del fútbol total. Supongo que Blokhin no es ninguno de los extremos, pero a ¿quién lo ves más cercano?

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  • Kundera 3 octubre, 2012

    @ Sergio Vilariño

    A este paso te va a fichar jotdown… Qué tocho de artículo! Mañana lo leo más detenidamente.

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Shark

    Claramente a Lobanovskiy. Por actitud, más que nada. Sevidov no era de la corriente del "fútbol total" ni mucho menos. Era un clásico romántico, como tú dices. Un "lírico", que diríamos ahora. Funcionó el primer año pero luego los resultados fueron mediocres.

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  • @migquintana 3 octubre, 2012

    Había oído hablar de ellas, pero me he quedado realmente impresionado con las tablas evaluadoras (podéis pinchar en la imagen para verla más grande y con las diferentes categorías) de Valeri Lobanovskiy. Estas personalidades, la aportación del gran Jonathan Wilson y la pasión que impregna a todos sus artículos Vilariño es una fórmula mágica.

    Además, de jovencito fui muy del Dinamo de Kiev de Shevchenko y Rebrov. 😀

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Quintana

    Te has fijado en la "inexistencia" del pase atrás? ^^

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  • @Brahm777 3 octubre, 2012

    Impresionante articulo @SVilarino. Para alguien que ha vivido casi toda su vida en Kiev es de agradecer. Sus métodos de trabajo son la obsesión de Surkis, y por ello a traído a Blokhin, esperando “la vuelta del espíritu de Lobanovskiy”.

    Una pregunta @SVilarino. ¿No crees que el equipo vivía en un constante desgaste y por ello vivía de ciclos, como has explicado? Para que se me entienda mejor, comparable con la situación del Athletic de Bielsa ahora.

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  • @Brahm777 3 octubre, 2012

    Y no hay que decir, que en Kiev se ve a Blokhin como el heredero de Lobanovskiy y a Yarmolenko como el heredero de los Blokhin, Belanov, Shevchenko…

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  • @migquintana 3 octubre, 2012

    @SVilariño

    Pues no, no me había fijado. ¿Eso te gusta, eh? ¿Eran tan extremos en ese sentido o es más mensaje que otra cosa? Yo siempre he sido bastante creyente de ese principio de que ''el pase atrás ordena''. Nada tomado como dogma claro, ni el exceso ni el defecto. Lo que me ha parecido muy interesante es que los ejercicios partan divididos entre robo en campo propio y en campo contrario.

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    Tres balones de Oro en tres generaciones radicalmente distintas: Blokhin, Belenov y Sheva. Eso no está al alcance de casi nadie. Y los fabricó ‘Loba’, porque, como explica Sergio, el Dinamo de Kiev fue el primer equipo de fútbol clínico: todo estaba planificado y predestinado. Pasaba lo que Lobanovskyi y sus ayudantes programaban. La máxima de Loba era «El fútbol es un juego que se desarrolla entre veintidós futbolistas divididos en dos equipos que juegan en un terreno rectangular y delimitado, y bajo las restricciones de unas leyes reglamentarias» . Enemigo radical de individualismo (efecto claro de su fidelidad al pensamiento soviético), Lobanovski entendía el fútbol como dos fuerzas colectivas en oposición. Esta formulación de apariencia tan reduccionista encuentra su sentido en el aparato de técnicos del que nos habla Sergio: Zelentsov. Lobanobsky lo conoció en una fiesta de catedráticos universitarios y se lo llevó de Dnepropetrovsk a Kiev. ¿Sabéis lo que hizo al llegar? Le prepararon, literalmente, un agujero dentro del estadio olímpico de Kiev. Un bunker con ordenadores de la época (imaginad), sistemas de medición, tablillas estadísticas…. el tipo se encerraba allí y le cocinaba los partidos a Lobanovsky.

    Ahora es natural esto: estudio del rival, mapas de calor, comportamientos individuales. ordenadores, bases de datos, videos, software especializado…. Ja. Zelentsov adelantó todo este lado científico del fútbol. Zelentsov sintetizó el fútbol en diagramas, tablas comparativas, juegos de probabilidades, conclusiones estadísticas, esquemas aritméticos y fluctuaciones analíticas. Hizo del fútbol una ciencia pura y la plasmó en una metodología de trabajo rubricada por la sabiduría de Lobanovskyi.

    Todo quedaba registrado: los disparos a puerta, los robos, los centros desde un sector, los pases adelante, atrás, a tal compañero, en tal dirección, los tackles, los porcentajes de seguridad en las entregas, los metros recorridos, las veces que tocaba la pelota un central, un lateral, el delantero centro… También, los modelos psicológicos actualizados de cada futbolista, las variables de su estado físico… Los futbolistas debían saber dónde pasar antes de recibir la pelota, memorizaron los movimientos con una precisión asombrosa… Un ejercicio era habitual: dividía el campo en 9-10 cuadrado y medían la frecuencia con la que cada futbolista pasaba por cada sector, con y sin balón…

    Esto permitía a Lobanovsky dibujar escenarios muy precisos de partido. Casi todo salía como él quería. Este conocimiento tan detallado del futbolista y su irradiación colectiva es lo que pienso yo que le permitió evolucionar tanto, con futbolistas diferentes y tan separados generacionalmente. Nunca se ató a sistemas ni tampoco a un estilo puro (aunque su ideario mantenía inflexibles conceptos como el pressing, la zona posicional, la verticalidad y el dinamismo ofensivo). Lobanovskiy armó los equipos en base a la respuesta de sus jugadores de cada momento. Su equipo de los 70 era más pausado, más proclive a la posesión, Onyshchenko era por ejemplo un tipo que condicionaba mucho. En los 80, creo, alcanzó su mejor obra. Su equipo era verdaderamente divertido, pese a ser muy mecánico: trepidante, vertical, explosivo… su año 86 fue un rodillo. Aquí, Loba estructuró un sistema para explotar el vendaval que eran Belanov y Blokhin, con Zavarov de alfil ofensivo. Y no me quiero olvidar de Baltacha,quizá, uno de los mejores centrales de la historia al otro lado del Telón de Acero.

    Y luego vino Sheva… Y Sheva lo primero que hizo cuando ganó la Copa de Europa de 2004 con el Milan fue volar a Kiev, visitar el cementerio y dejarle la medalla en la tumba a Lobanovskiy.

    Disculpad por la chapa, pero este tema (y tal y como de bien lo ha contado Sergio) es uno de los pilares olvidados del fútbol.

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  • GarrinchaCF 3 octubre, 2012

    Conocía por encima las gestas e historia del Dinamo, pero para nada con la profundidad que nos cuenta Vil. Es por ello que desde siempre le he tenido mucho cariño a ese club (como a Anderlecht, St.Étienne y otros clásicos europeos sin la Orejona) y me ha dado mucha rabia que se hayan quedado tantas veces a las puertas de la gloria máxima.

    Supongo que Lobanovskiy le cortó los huevos a Blokhin por la sobrada ante el St.Étienne antes del primer gol. Ahí estaba el pase a la final, donde siempre ganaba el maldito Bayern. No sabía que en la primera Copa del Oporto estos habían echado al Dinamo… y en cuanto a la tercera ocasión, ya con Shevchenko, es tremendo como echaron al Madrid (Mijatovic había empatado en el Bernabéu) pero fue una lástima no echar a aquél equipazo del Bayern. Ojalá les llegue algún día una nueva ocasión, algo que se ve complicado aunque con Blokhin ahí no me atrevería a descartarlo en pocos años.

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Quintana

    Sí, hombre. Eso son (supongo), las cifras ideales de cada segménto técnico-táctico. Quiero pensar que el "cero" es claro indicativo de que, cuantos menos, mejor. Pero de ahí a la prohibición va un trecho.

    @Brahm777

    "¿No crees que el equipo vivía en un constante desgaste y por ello vivía de ciclos, como has explicado? Para que se me entienda mejor, comparable con la situación del Athletic de Bielsa ahora. "

    Lo creo y Lobanovskiy y los suyos también. De hecho las temporadas estaban planificadas en base a un arranque brutal que permitiese crear diferencias y luego administrar a los jugadores. El Dinamo jugaba a medio gas (a empatar), bastantes partidos fuera de casa (aprovechándose de la ventaja que suponía la victoria a sólo 2 puntos), y dejaba a jugadores clave que estuviesen especialmente fatigados solo jugando en partidos de casa. Ten en cuenta que, teóricamente, para Lobanovskiy el conjunto es lo que cuenta. Los individuos son meras piezas. Además, dado que en gran parte de su etapa como técnico del Dinamo, era también el seleccionador soviético, jugaba también con esto. Convocando y desconvocando jugadores a su antojo.

    Por otra parte, imagino que Surkis estará obsesionado con las épocas gloriosas, pero desde luego el modelo del Dinamo actual no puede diferir más del del Dinamo "soviético". Mucho trabajo tiene Blokhin. Yarmolenko ya ni te digo xD

    @Chema

    Ya sabía yo que esto lo completabas tú perfectamente xD

    El equipo de los 80 elimina cualquier resquicio de "lirismo" que pudiera tener el de los 80. Maquinaria pesada, movimientos automatizados y precisión milimétrica. Pero ya el Steaua y el Porto lo cortocicuitaron. Se ve que todavía no había respuesta automática para el talento desatado de Hagi y Futre ^^

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    @MiguelQuintana

    Esa tabla creo que es un modelo del 86, más que nada por el volumen de pases a los delanteros desde campo propio. Eran centellas, el partido ante el Atlético es una burrada.

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Chema

    Las tablas con ese volumen de datos se implementaron a principios de los 80. Datos que, por cierto, he leído como el ojete (y Quintana tampoco se ha dado cuenta). Hacíamos referencia a los "ceros" referidos a pases atrás, pero sin darme cuenta de que estaba mirando en el apartado de balones largos xD. Así difícil, claro.

    Los madrugones son la muerte.

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  • @Brahm777 3 octubre, 2012

    @SVilarino

    Pues me parece que ahí puede radicar la gran diferencia entre Lobanovskiy y Blokhin, que a pesar de ver al equipo como un bloque, se apoya más en las individualidades.

    Y si, a Yarmolenko le queda… creo que llegaremos antes a vivir en la luna, pero madera de futbolista tiene, no de balón de oro..

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    @SergioVilariño

    De la Supercopa del 86, posiblemente el Dynamo de Kiev la hubiera ganado si se juega en las fechas actuales. Se jugó en febrero y creo que ya entonces había parón invernal en la estepa. Y sobre Futre, ese partido es muy raro 0-2 y hay reacción, pero no les llega. Yo creo que juegan ese partido 10 veces y en 9 remonta la eliminatoria el Dynamo. También hay que tener en cuenta que el Porto se encontró en Kyev un Dynamo sin Blokhin al cien por cien. Me suena que no juega ese partido o no lo juega entero. Y claro, en esos escenarios de eliminatoria…. jugándote una final de Copa de Europa sin el reducto espiritual de tu equipo…

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  • daviddelapena 3 octubre, 2012

    Brutal, joder.

    Me apasiona el tema Lobanovsky, añado alguna cosa, (si es que se puede añadir algo al texto), que me llamó la atención cuando estudié sobre él. "Un equipo que solo comete entre el 15 y 18 % de errores es un equipo invencible". El tipo medía el porcentaje de errores para minimazlos hasta donde él creía oportuno! ^^

    Hay una anécdota también bastante curiosa con respecto a la lista de la Euro 88 que comenta Vilariño, y con referencia a la utilización de tecnología que nombran tanto él como Chema. Resulta que aunque la lista sorprendió un poco por algunas decisiones, el equipo llegó hasta la final, y es que muchos de los nombres que se añadieron para completarla, se decidieron a través de juegos de ordenador (juegos que habían sido diseñados para tomar decisiones definitivas sobre fichajes de futbolistas por el Dinamo de Kiev).

    Cuenta Zelentsov que ante la duda entre determinados nombres las decisiones salían de los resultados de esos juegos. Por ejemplo, para medir la velocidad de reacción, la ansiedad y el equilibrio, diseñó un juego que consistía en una línea vertical que se deslizaba hacia abajo, y un punto que la cruzaba, de modo que había que atinar cuando ambos coincidían. A base de repiticiones lo medía y apuntaba. Otro, para medir la resistencia, consistía en tocar una tecla todas las veces posible durante un determinado periodo de tiempo. Luego había otro (este me resultó supercurioso) que consistía en una prueba de memoria. La pantalla estaba dividida en nueve recuadros, en cada uno de los cuales aparecía un número inferior a 100. Luego había que teclear el número que había aparecido en cada uno de los recuadros. Este ejercicio, según Zeletntsov, estaba destinado para medir la capacidad de los jugadores de recordar la posición en el campo de sus compañeros y de los rivales.

    Así, un determinado periodo de pruebas que completaban los informes "de campo", para tomar decisiones concretas a la hora de realizar la lista. Unos grandes estos señores. ^^

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    @SergioVilariño

    Por cierto, Lobanovsky 86 es el equipo que mejor aplicó una de las máximas su maestro Maslov, la del avión: "El fútbol es como un avión: cuanto más aumenta su velocidad, más resistencia encuentra, y el morro debe ser cada vez más aerodinámico”. Belanov era ese morro. Eso sí, Belanov fue el Belanov del 86 y poco más. Así que imaginemos el impacto que tuvo este equipo ese año para que el Balón de Oro fuera para el Cohete de Odesa. Aunque es cierto que fue una edición bastante devaluada, pese al Lineker del Everton.

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  • Abel Rojas 3 octubre, 2012

    La mezcla Vil-Chema-De la Peña mezclando contenido es demasiado poderosa. Yoda, Obi Wan y Anakin -De la Peña, lamento que te haya tocado el sin sangre éste-.

    Va otra que que nos sabéis vosotros ^^ Apertura del mercado italiano a un extranjero más, tras ganar el Mundial del 82. O sea, los equipos italianos ya podían tener en sus filas a 2 extranjeros, en lugar de 1. La Roma de Liedholm era el primer equipo aspirante al título de todas todas que desarrolló la marca zonal como sistema defensivo, y ante el declive de Turone, Viola, el propietario, interpretó que la ficha que Falcao dejaba libre debía ir para un líbero que garantizase la continuidad del proyecto. Quiso ir a por Kuznetsov. Ante la negativa de Loba y que Liedholm quería probar algo nuevo, se hicieron con Prohaska -interior derecho- y Di Bartolomei -mediapunta- pasó a hacer de líbero.

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    @DaviddelaPena

    Sí, Simon Kuper encontró a Zelentsov en Kiev y explica esas anécdotas en 'Futbol contra el Enemigo'. También dice que los jfutbolistas eran como jugadores de fútbol americano, tenían un registro de varias jugadas memorizadas en función de cada momento y cada situación de partido. Zelentsov cuenta a Kuper que, para el programa físico de resistencia, tomó como modelo la Italia del 82.

    Y sí, la lista del 88 era de 40 futbolistas y los juegos de ordenador definieron los 20 finales. Vamos, jugar en el Dynamo de Kiev y en la URSS era como ir a renovar el carné de conducir.

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  • @cordobeh 3 octubre, 2012

    Qué locura de artículo y de personaje del futbol. Gracias -como en cada artículo- por estos pasajes de la historia del deporte.

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Abel Rojas

    Kuznetsov era un crack. Otra mítica de este pobre hombre es que era el favorito de Lobanovskiy y su grupo de científicos locos. Le tuvieron "haciendo horas extras" desde que se supo el sorteo de la Euro 88 hasta el inicio del torneo. Viendo todos los videos habidos y por haber, estudiando estadísticas de los rivales, etc. Pues el pobre Kuznetsov se perdió la final por acumulación de amarillas. Lobanovskiy dijo que fue el principal motivo de la derrota ^^

    Por cierto, y a modo de coña, QUÉ MALO ERA VIKTOR CHANOV, el portero del Dinamo. Qué tipo más mediocre. Qué bien le hubiera venido Dassaev al Dinamo xD

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  • @wikipeix 3 octubre, 2012

    Lo de los ciclos extremadamente planificados no es más que la aplicación futbolística de los planes quinquenales soviéticos. Y el método Lobanovskiy…no dista tanto del trabajo que realiza Rafa Benítez de análisis exhaustivo de los partidos de su equipo.

    Lo preguntaba ayer en twitter:

    "Qué equipo ex-soviético creéis que ganará antes la Champions League?"

    Respond
  • @DavidLeonRon 3 octubre, 2012

    @Vilariño @Quintana

    "Pues no, no me había fijado. ¿Eso te gusta, eh?"

    Pues no debería. Cualquier equipo que no pegue pases atrás, está jugando mal. Es imposible jugar bien al fútbol sin retrasar el balón ^^ Que se lo digan a Mou que ha fichado a Modric para ser todavía más completos… y dar pases atrás.

    Otra cosa es lo que dice Vilariño, que cuanto menos mejor. Ahí sí.

    PD. El Balón de Oro de Belanov siempre da grima, con perdón ^^ Que sí, que no se podía, pero con el Mundial de Diego por ahí… duele:p

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  • Abel Rojas 3 octubre, 2012

    "Cualquier equipo que no pegue pases atrás, está jugando mal. Es imposible jugar bien al fútbol sin retrasar el balón ^^ Que se lo digan a Mou que ha fichado a Modric para ser todavía más completos… y dar pases atrás."

    Pero eso es porque este Madrid sí lo necesita.

    El Manchester United ganó el Trébol en el 99 sin pasar atrás nunca.

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @DavidLeon

    Que ha sido una ida de olla mía, que leí mal el cuadrito de marras.

    "El Balón de Oro de Belanov siempre da grima, con perdón ^^ Que sí, que no se podía, pero con el Mundial de Diego por ahí… duele "

    Hombre, sí. Es un Balón de Oro que lo ves y "canta". Y sin embargo, pocos se ajustan más a la definición de "Mejor jugador europeo del año".

    PD: Sin Ducadam, el Balón de Oro del 86 a mí me olía bastante a Schuster.

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  • @DavidLeonRon 3 octubre, 2012

    @Abel

    "El Manchester United ganó el Trébol en el 99 sin pasar atrás nunca"

    En absoluto, las descargas de sus puntas era un momento vital, vital para la elaboración de juego de aquel United. Al punto que esos dos delanteros, en especial Yorke, jugaban porque se adecuaban a ese toque vertiginoso sobre Scholes o Beckham. Ellos habilitaban y ponían de cara al golpeo de los virtuosos.

    Si eso no es dar pase atrás por sistema…

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  • Abel Rojas 3 octubre, 2012

    El Beckham del 99 es el único que yo he visto que corría al espacio.

    Que por otro lado, no creo que "dejada" y "pase atrás" sean conceptos equiparables. Como tampoco "pase de la muerte". Son cosas con funciones distintas. Dejadas seguro que haría el Dinamo, como todos, porque eso es cuestión de ganar ángulos ventajosos para golpeos.

    Un pase atrás es otra cosa. Es negarse a dar un pase vertical porque se prefiera reordenar al equipo pagando el coste de oportunidad de unos -para muchos- preciados metros. El Manchester del Trébol -de hecho, prácticamente ningún United- no tuvo eso.

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  • @Chemaerrebravo 3 octubre, 2012

    @Svilariño @DavidLeonRon

    El Balón de Oro 86, año de Mundial, Schuster lo tenía complicado pese a ser el mejor futbolista de aquella Copa de Europa. Muy complicado. Fue muy abierto, porque básicamente Maradona acaparó el protagonismo mundial de forma tiránica e indiscutible. Butragueño fue tercero por su mundial y exhibición ante los daneses, más la UEFA ante el Colonia. Lineker fue plata por sus 40 goles en el Everton y su Copa del Mundo.

    Pero vamos… Elkjaer-Larsen podría haberse metido ahí perfectamente, o los blegas Pfaff o Ceulemans…. También fue un gran año de Morten Olsen con el Colonia y de KH Forster… Pero bueno, todo un perfil muy bajo si se miran los años anteriores o posteriores.

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  • @DavidLeonRon 3 octubre, 2012

    "Que por otro lado, no creo que "dejada" y "pase atrás" sean conceptos equiparables. Como tampoco "pase de la muerte"

    Hombre, un pase de la muerte es buscar rematar un gol, es una acción que no tiene nada que ver. Obviamente en un partido de fútbol se van a dar forzosamente pases atrás ^^

    Pero lo que Yorke y Cole hacían yo si lo veo un pase atrás que mejora el juego, que es lo que yo comentaba. Esas dejadas reordenaban al equipo. Yo lo veo así, la verdad.

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  • piterino 3 octubre, 2012

    Es repetir palabras y halagos de otros, pero sería injusto no ser reiterativo. Enorme, Vilariño! Un gusto enorme, de verdad.

    Lobanovskiy es uno de los personajes más destacados en la historia del fútbol europeo. Seguramente, merezca estar entre los 15 o 20 más relevantes. Su capacidad para edificar bloques competitivos en distintas épocas, para moldear talentos de distinto tipo y para marcar la personalidad futbolística de todo un país son indiscutibles.

    El artículo refleja de maravilla dos hechos reveladores y relacionados. Uno, el nivel avanzado que existía en el bloque del Este en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial en todo lo relacionado con organización y disciplina colectiva en torno a un sistema capaz de representar en cierta medida el ideal de la época; y dos, que aquellos sistemas siempre priorizaban la organización, la idea, sobre el individuo, obligado éste a adaptarse inflexiblemente a lo exigido en cada caso y lugar.

    Aquel fracaso de la URSS en Italia'90 fue mi primera desilusión como aficionado al fútbol. Era pequeño, pero me gustaba aquel equipo de brillante metal embrujado, vestido de un atractivo color rojo, que venía de ser subcampeón de Europa en el 88. Era una gran generación, como lo fue también la del Spartak de los primeros 90 (posible petición de artículo para el gran Vilariño ^^, el de aquella generación que acabó perdida en cierto modo), cuya disolución tuvo que ver sin ninguna duda con los avatares políticos del momento.

    Para terminar, sobre el Dinamo de Kiev de hoy en día, aprovecho para resaltar mi gusto personal por el central Khacheridi (añado recomendación a Abel de no fijarse en él. No te va a gustar, Abel, hazme caso, no le des cancha). En cierto modo siempre me ha parecido precursor de otros centrales ucranianos que posteriormente han tenido mayor reconocimiento.

    Y aunque al retorno de Blokhin siempre da juego y centra interés, creo que el Dinamo no fue paciente con Semin.

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  • @Brahm777 3 octubre, 2012

    @piterino

    Si, a mí también me encantaría que se hiciera un artículo del Spartak de los 90 y sobre todo que @SVilarino nos diese algunos recuerdos del Spartak de las 6 ligas consecutivas. De esto no hace mucho tiempo, pero pocos recuerdan a ese equipo, esa máquina en la RPL. Y además jugaba de una manera perfecta. Con jugadores como Titov y el gran DT Romantsev. Fue uno de los equipos que más me ha impactado.

    Y hablando del Dynamo y Selin, yo creo que se le dio el tiempo necesario. En su segundo “ciclo” con el combinado de Kiev no llego a demostrar nada. Es que no se sabía a lo que jugaba este equipo. Y en el partido de vuelta de los play-off de UCL contra el Borrusia M, jugando en casa tiro el partido, y casi la eliminatoria…

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  • @SVilarino 3 octubre, 2012

    @Brahm777 @piterino

    Ese Spartak tuvo sus momentazos en Copa de Europa, eh ^^ La eliminación de la Quinta del Buitre en el 91 y haber alcanzado las semis ese año. O el pleno de victorias en el año 95-96 en fase de grupos. 18 puntazos y la sensación de que podía hacer algo grande. Sólo para ser eliminado en cuartos por el último gran Nantes (muy perjudicado el Spartak por el hecho del parón invernal). Equipo curioso, que luego exportó a casi todas sus grandes piezas a Europa Occidental.

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  • Larios84 7 octubre, 2012

    Esta casi toda la semana sin poder leeros, levantarme con algo de resaca un domingo, leer ecos en mi portatil, y ante todo leer a este Vilariño no tiene precio, PARA TODO LO DEMAS ECOSDELBALON tambien. Increible artículo e increibles comentarios.

    Personalmente recuerdo aquel 3-0 y aquel 0-4 sobre todo en el Camp Nou del Dinamo Kiev en aquella fase de grupo de la champions 97/98, cuando aun no habia tanta informacion de equipos del este como puede haber ahora por la red y donde maravillaron como no Sheva y Rebrov, amen de otros muy buenos acompañantes

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