Empezaré por donde terminaré, que es más fácil y te sirve siempre. Hablo de Leo Messi, que ayuda a los que se visten de blaugrana, como él, a marcharse contentos a casa. A los de corto, a los de largo, a los de traje y a las de falda. Porque hoy, más que otras veces, necesitaban ayuda. El Barça no jugó bien, y a pesar de que la era Vilanova haya arrancado con 12 de 12 en liga y 3 de 3 en Champions, la sensación es que las carencias están saliendo a flote. Salen a flote y rodean al barco, que aunque no se hunde, se tambalea y empieza a esquivar más que a arrollar. El culé que haya tenido la suerte de disfrutar de la buena costumbre de acercarse al Camp Nou cada quince días durante los últimos años, ha visto como su equipo desplegaba un ataque posicional que por momentos rozaba la perfección. Desorganizaba al rival a través de un juego de posición que desembocaba en circulaciones de una calidad asombrosa, y que si no terminaban en gol u ocasión, lo hacían en una pérdida de tal nivel que la recuperación caía por su propio peso: el de muchos culés rodeando a un rival que poco podía hacer para conservar el cuero.
En la etapa reciente del equipo se fueron variando diversos esquemas cuya principal virtud era la facilidad para establecer líneas de pase y recepciones orientadas a dominar el juego a través del balón, concediendo al rival pocas opciones de hacer transiciones defensa – ataque. Generalizando, que no es bueno, puesto que es cierto que hablamos de una época muy amplia y que encontró fases de oscuridad (el año pasado), pero que al fin y al cabo tenía la idea de evitar la rigidez y que todo fluyera, con la gente que fijaba por fuera buscando diagonales interiores, rupturas centrales más espontáneas, y una infinidad de recursos que acabaron dando forma a un estilo que se hizo, por si mismo, admirable. Sin embargo, me siento a ver este nuevo Barcelona de Tito Vilanova y hay sensaciones en algunos momentos opuestas. Resulta muy paradójico, puesto que el Barça de Pep no había empezado nunca ganando en las cuatro primeras jornadas ligueras y en la inaugural de Champions.
Tito Vilanova no está obteniendo ventajas defensivas del 4-2-2-2.
La convicción de Tito en el 4-3-3, que se convierte en un 4-2-2-2 en ataque posicional, es total. Quizás la idea sea ensanchar al equipo tras sufrir la pérdida, con una base de dos hombres queLa baja de Iniesta hace que el mediocampo culé pierda mucha agilidad abarquen más lateralmente, teniéndolos por detrás de la pelota. Sin embargo, debo decir que si la intención es esta, está naufragando totalmente, porque el Fútbol Club Barcelona reciente no recuperaba por anticipación o cruces de los retrasados, si no por ubicación de los poseedores y sus apoyos cercanos. Con este esquema (cierto que todo parece más complicado si no está Iniesta), la sensación es que las recepciones son más rígidas. Busquets y Xavi se colocan a la misma altura, y Fábregas y Messi en una posterior, donde, evidentemente, hay movilidad, pero el panorama no es el mismo que con una base de un solo futbolista y otros escalonándose y que facilitan la aparición de terceros. Por si fuera poco, Tello y Pedro fijan, pero apenas rompen hacia dentro, con lo que el achique de los centrales rivales no resulta un problema, porque su espalda es segura.
Para enfrentarlo Emery varió lo que habíamos visto hasta la fecha y jugó en 4-5-1, retrasando a Ari hasta la posición de volante izquierdo, y dejando a Emenike solo arriba. Los laterales jugaban cerrados, haciendoUnai Emery cambió su sistema para jugar en el Camp Nou una vigilancia controlada de Pedro y Tello, y eran los volantes de banda (McGeady – Ari), los que ofrecían una ayuda clave en la protección exterior, ya que taponaban el apoyo lateral de Alves y Adriano, y además impedían el pase de cara cuando los extremos recibían. Que Tito les trate de ofrecer ventaja a Tello y Pedro es extraño, en mi opinión por varios motivos. El primero, porque Pedro solo para la cal, pierde influencia en la diagonal interior y en su resolución dentro del área, en segundo, porque el Barça no tira de cambio de orientación con continuidad, con lo que no obliga al rival a bascular muchas veces de golpe. En cualquier caso, por poner otro pero, si lo hiciera, los gestos técnicos ganadores de Pedro y Tello, no son ni mucho menos la orientación de balones de 50 metros, vital para que al bascular el rival, pierda tiempo en ofrecer ayudas.
Por lo tanto, nos encontramos con un esquema que les da ventaja a Pedro y a Tello, pero que tampoco les hace lucir al máximo sus condiciones, y, lo peor, no consigue darle a Messi su escenario favorito. Y aunqueEl Barça nunca deshizo el 4-5-1 del ayer rudo Spartak de Moscú esto parezca grave, me lo pareció aún más otro detalle, y es que la falta de un dominio claro y evidente de la circulación, hacía que el Spartak no se desorganice, por lo que la pérdida se daba con futbolistas del equipo ruso capaces de darle una opción al que interceptó, y por lo tanto, transitar. Y ahí es donde se acumulan varios problemas. Los primeros tienen nombre: lesiones de Puyol y Pique. Los segundos también: Mascherano y Song. Y el tercero es que sale a la luz la necesidad de haber contratado un especialista. Mascherano necesita condiciones muy especiales para brillar en esa posición (anticipación, cruces en balones divididos), mientras que de Song no se espera que brille ni con las mejores condiciones. Si encima, es central diestro (exigencia Alves), apaga y vámonos, el 1-2 le retrata en términos de lectura. En la posición de central habrá un problema si se mantiene el Song – Mascherano.
En cualquier caso, y hasta en sus peores noches, Messi resta importancia a cualquier problema.
Así que, la realidad, es que se dieron varias circunstancias para que hubiésemos visto al Barça pinchar frente al Spartak. Mala organización en ataque posicional, un Messi que no estaba teniendo continuidad en el juego, y facilidades para que el Spartak se desplegase y Emenike, Ari y McGeady pelearan contra una defensa formada por Song y Mascherano. Pero, como anticipaba, como hemos empezado, vamos a terminar, y es que Leo Messi lo pone fácil para explicar cosas difíciles de explicar. El argentino no pesaba, no podía conducir ni encarar, y no encontraba recepciones de calidad. Pero el susurro de la grada le decía que el equipo necesitaba un par de goles, que se estaba perdiendo y eso no gustaba. Así que en la medida desesperada de Tito (3-3-4), se disfrazó de ‘9’ y remató dos balones dentro del área. El primero apareciendo, midiendo tiempo y espacio. En el segundo porque la pulga, -qué sarcástico apodo para este momento-, se coló entre el ejército ruso y le dio la victoria al equipo con un gran cabezazo. Explicar, lo intentaremos, pero Messi manda. Donde todo acaba, y todo empieza.
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@migquintana 20 septiembre, 2012
Dijo Sixto al acabar el partido que Unai Emery siempre plantea grandes partidos contra el Barcelona, pero que al final no deja de »tener siempre las negras». Me parece un comentario acertadísimo aunque, si fuera por lo de ayer, podríamos decir que no era cosa de blancas o negras, sino de tener -o no- a la reina. Si Leo Messi no amenaza en la frontal, no es capaz de filtrar ocasiones para sus compañeros o de generar ventajas desde la conducción, tampoco pasa nada porque te marca dos goles de área pequeña que bien podrían firmar Falcao, Mario Gómez o el »9» de perfil Larsson que siempre suena todos los veranos. No podría haber jugado peor, pero es que eso no es obstáculo para que decida un partido de Champions League que el Barça no mereció ganar. Sé que lo sabéis, pero qué bestia es. 😀
Lo cierto es que el 4+5 que planteó Emery no tenía fugas, al menos no por dentro. Muy juntitos, tanto en lo vértical como en lo horizontal, aprisionando cualquier recepción interior y facilitando el primer pase tras recuperación que tan bien comenta David en su análisis. El espacio estaba por fuera, como muchas veces hemos visto, y por allí llegaron las pocas internadas al área moscovita. Por ello, eché en falta una mayor proyección/determinación de Alves. Pedro está dulce y Tello es muy insistente, pero aún así el Spartak sólo sufría con pases vérticales de fuera hacia dentro y ahí no hay casi metros para romper. El Spartak no sufría en el circuito asociativo lógico, con Xavi en la frontal y Messi esperando a otorgar miles de ventajas. Prácticamente no temieron basculando ni una vez. Mal síntoma.
Al final pasó al 3-3-4 y así el Barça sí pudo generar peligro de verdad. Fue una solución ganadora porque cuentas con Leo, pero no deja de ser algo muy parcial y sin recorrido. Vilanova tiene cuestiones que resolver de lo que pasó hasta entonces… y esa disposición sólo tapa las preguntas, no las responde. De momento no está mal, pero a todas luces es y será insuficiente. Reciben en pocos días al Real Madrid en el Camp Nou y, si no fuera por el estado de los blancos más los ocho puntos de diferencia, que evidentemente no es poca cosa, intuyo que habría en el ambiente un cierto temor respecto a ese partido… por primera vez en los últimos años.
Tampoco deja de ser lógico, si Piqué no llega al Clásico probablemente sigamos viendo el Mascherano+Song que tantos ataques cardíacos produjeron en Barcelona anoche. Lo ha explicado genial David, Mascherano necesita un contexto claro para rendir y Song ni por esas. Yo a unas malas, en una solución de urgencia, prefiero a Busquets.Ayer, en cada acción, Song quedó retratado por Emenike… que, precisamente, no es Samuel Eto’o, aunque ayer lo pareciera.