Arjen Robben ha sido una contratación decisiva para el Bayern Munich. Tras agotarse el histórico ciclo de los Effenberg, Kahn, Scholl, Lizarazu o Elber, comenzó lo que fue casi una década de frustraciones europeas, en las que el gigante alemán no cató eliminatoria de Champions más allá de Cuartos de final. Para acabar con el desprestigio continental llegaba el experto Louis Van Gaal, cuya labor en Múnich, el tiempo quizás no ha reconocido lo suficiente. Junto a Louis, el Bayern recibía a Arjen Robben, destinado a tener un impacto total en el proyecto. El extremo holandés resultó siempre una moneda de dos caras; por un lado, su determinación en la temporada de su vida le dejaba a centímetros del Balón de Oro, y al conjunto bávaro de vuelta a una final de la Copa de Europa. La parte negativa iba ligada, precisamente, a su excesiva relevancia táctica. Desde que cambiara la banda izquierda y los espacios para el colectivo por diagonales de gol en el sector derecho, Robben ha sido una constante tan previsible y simple como decisiva. Su club ha amortizado sobradamente su fichaje, pues sin él es seguro que el Bayern no hubiera vuelto a ser referencia en está última etapa. Ahora, con la jerarquía recuperada, surgen algunas dudas sobre la evolución que debe seguir el cuadro de Heynckes. Sobre todo, porque las ausencias puntuales del driblador neerlandés revelan un potencial impactante que solo se manifiesta de tarde en tarde, pero que hace feliz e implica a una plantilla como pocas veces se ve. Es un equipo imaginario, que probablemente no vaya a nacer nunca, pero que merece la pena descubrir.
El jugador contextual es Schweinsteiger. Su transformación futbolística ya no es desconocida para nadie. A medida que pasan los años (y caen las lesiones), ha ido encontrando acomodo en las zonas más relajadas del terreno de juego. Parece mediocentro pero, ahí está el truco, solo lo es durante un ratito. Cuando las condiciones físicas se lo permiten, Bastian Schweinsteiger es el centrocampista que más metros abarca de todo el panorama actual. Él enciende el mecanismo diferencial de este Bayern: la salida de pelota. Su forma de incidir en esta fase es muy variada y no siempre está relacionada con la pura retención del balón. En ocasiones inicia desde primera línea (priorizando incluso sobre centrales si se requiere). Tiene talento para decidir por dónde debe ir su equipo. Si la marca rival asfixia, lo mejor es desaparecer y ceder el peso a un compañero. En ese caso, su facilidad para crear líneas de pase por delante nos recuerda que un día fue casi mediapunta. Asoma al área, y el gol jamás le fue ajeno.
Bastian Schweinsteiger resume al Bayern Munich. Es la esencia.
La agilidad de Bastian resume el sentir del grupo, que le complementa a todos los niveles. El vínculo más íntimo lo mantiene con Luiz Gustavo, el “cinco mentiroso” y Toni Kroos, el “diez” de base de jugada, aunque no son los únicos. Todas las piezas están orientadas a generar ventajas desde muy pronto. Tanto las nuevas incorporaciones (Dante, Javi Martínez) como Badstuber o Boateng tienen punto en común en la capacidad para conducir, dividir y filtrar. A su vez, los carrileros son una opción más. Lahm es, junto a Marcelo, el lateral más capacitado para aglutinar segundos con el esférico, girando ya de partida al adversario. Badstuber no es eso, pero cuando actúa por fuera, su zurda también tiene ideas propias. Todo esto va mostrando la primera característica fundamental de la salida desde atrás del Bayern: su extraordinaria anchura. La lateralidad de Bastian y Kroos es difícil es defenderla, pues la presión a tan temprana altura suele ser menor.
Los añadidos finales en la elaboración de juego terminan de elevar la complejidad del engranaje. Uno de ellos es Luiz Gustavo. Para definir al brasileño lo mejor que puede hacerse es mencionar a su homólogo del Barcelona, Sergio Busquets. Ambos comparten gran número de cualidades; abandonan la base en beneficio de otros, inventan líneas de pase con una sencillez y velocidad enormes y son auténticos pulpos para el balón dividido y la falta inteligente. Luiz Gustavo, además, suma conducción y traslado ocasional, que ayuda a superar marcajes. Curiosamente, sus defectos son bastante similares a los del Busquets primerizo; sus recepciones conllevan riesgo, no termina de ubicarse bien cuando es él quien debe iniciar. Es el momento de menor calidad y fiabilidad en la salida de un Bayern que trata de no arrancar por Luiz Gustavo. Los últimos elementos comprometidos en esta tarea grupal son Ribery y el delantero centro. Franck empieza en la raya, pero sorprende dentro cuando Kroos le abre la puerta. La simbiosis entre estos futbolistas será clave en el siguiente escalón. Por otro lado, el Bayern guarda un as en la manga del que, por ejemplo, no disfruta el Fútbol Club Barcelona; buscarles arriba no es solución, pues los de Heynckes tienen mecanizado a la perfección la pelota directa sobre Mario Gómez/Mandzukic. Prolongación o segunda jugada y ataque organizado mediante Kroos o el propio Ribery. Fácil.
Aunque adoran correr, y sus instantes de locura solo son superados por los del Real Madrid, el Bayern es un equipo de posesión y fases ofensivas, algo obligado si se tiene en cuenta la naturalidad con la que llega a 3/4 de campo. Como hemos visto, la primera línea es ancha, ágil y precisa, mientras que los posibles receptores son demasiados como para taparlos a todos. El posicional está garantizado. Y ahí también hay soluciones. Müller es amplitud en el segundo cero. Su escasa importancia hasta ahora es debida a los problemas de Thomas para habilitarse en zonas interiores (de ahí su tremendo fracaso jugando junto a Robben, de mediapunta). En derecha, Müller rebosa alegría. Su portentosa diagonal hacia portería encuentra apoyos siempre a dos alturas; delantero y “diez” (Kroos o aparición de Schweinsteiger). Si la jugada se vuelve vertical y el punta cae a a su costado derecho, Müller acaba en el área. El Bayern ha realizado una soberbia adquisición con Mandzukic. El croata les cubre todo: gol, juego directo, permutas y soporte táctico. Jugará Mario Gómez porque son 35 goles por campaña, pero ojo.
El movimiento fuerte del ataque estático alemán es la conexión Ribery-Kroos. Debido a la rigidez del Robbensistema, el francés ha sido conceptualizado como un cuchillo incisivo cuando la realidad es que se trata de un jugador descomunal que aparece por todos lados. Nuevamente, la fabulosa lateralidad de Kroos (y, sí, de vez en cuando Bastian) permite un intercambio habitual en el flanco izquierdo. De esta manera, Kroos regala a Ribery un contexto en el carril central que, de forma más estática (Müller-Arjen), Scarface sufre para conseguir. Si Franck va de cara, el Bayern transmite miedo continuo.
Quizás la mayor debilidad germana se localice justo al perder la pelota. Es normal. Heynckes invierte mucho a la hora de crear espacios y los riesgos están ahí. Luiz Gustavo tira de facultades individuales (insistimos, es un bicharraco del robo) y sus defensores se ven expuestos a la pugna frontal. No les va mal del todo. En ese escenario puede encajar muy bien el recién llegado Dante. Atentos porque el chico tiene toda la pinta de explotar a nuevo central friki-crack del fútbol europeo. Hace cosas locas con un lenguaje corporal más típico de la capoeira. Quién sabe, igual Javi Martínez encuentra su espacio en la zaga.
La gran pregunta es: ¿cuánto de todo esto existe con la presencia de Arjen Robben? Responder es complicado, sobre todo porque, para mantener vivos los diferentes automatismos señalados, hay que tomar decisiones de peso como, por ejemplo, no sacar a Kroos del once en favor de Müller, algo que suele costar, pero que tiene un efecto positivo, ya comprobado en las semifinales de la última Champions. Robben más Müller es matar el potencial global, volver a 2010. Si solo se cae Thomas, el fútbol agarrotado del extremo tulipán será asumible. Ahogará un poco al 9 y poco más. Puede que incluso resulte rentable si finalmente Arjen recupera ese desborde que parece que empieza a perder. Y es que tal vez no vayamos a ver el 100% de lo que este plantel podría desplegar, pero cuidado; al 90% te pueden hacer un roto.
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Alfonso 6 septiembre, 2012
Excelente análizis, descubrí este blog hace poco y me encuentro muy feliz de haber hecho tan grato descubrimiento.