Arrancó ayer el Bayern 2012/2013, un club cuya dimensión no le permite estar dos años sin tocar el metal de los trofeos. Cuando eso sucede, tanto la afición como la prensa contribuyen a generar ese nerviosismo que suele resultar casi siempre en lo mismo: cambios. Si a eso le sumas la personalidad especialmente autocrítica de sus dirigentes, pues blanco y en botella: el verano en la capital de Baviera ha sido relativamente movido. Mathias Sammer, nuevo director deportivo, no se ha caracterizado, como era de esperar, por lanzarse chequera en mano a por jugadores de relumbrón. La plantilla mantiene su madura columna vertebral que lleva varios años sosteniendo al equipo, pero se refuerza con calidad joven (Shaqiri, Can y el talentoso Mitchell Weiser) y fondo de armario (Dante, Pizarro, Mandzukic).
El dinero se guarda para el acompañante de Schweinsteiger en la medular: el objetivo prioritario es Javi Martínez aunque su desorbitado precio casa poco con la austeridad germana. Que Basti haya empezado la temporada como la acabó, con problemas físicos, no es desde luego una buena noticia para un club que quiere recuperar la hegemonía doméstica y alcanzar de una vez por todas la gloria continental. Es ahí donde empiezan las dudas que capitalizan las tertulias futboleras. ¿Cuánto protagonismo tendrá Shaquiri frente a la jerarquía de Robben y Müller? ¿Recuperará Heynckes al gran Müller de 2010, último gran año de la entidad, como él mismo ha dicho? ¿Sentará Madzukic al sorprendentemente discutido Mario Gómez? Que ruede el balón.
Iñaki García 13 agosto, 2012
¿Mathias Sammer, un Dortmuner, llevando los fichajes del Bayern? ¿Enemigo en casa o Vendetta personal?