Álvaro Arbeloa es un buen jugador. Muy bien dotado técnica, física y tácticamente para defender; cuando ataca se hace útil por su lectura de los tiempos y la altura a la que debe situarse en cada instante. Además, desde que Mourinho trabajase con él ha desarrollado una confianza en sí mismo que se refleja en el campo en forma de contundencia y resolución defensiva, aspectos en los que supone un plus. Soltando el freno, se le puede calificar incluso de muy buen jugador. Sin embargo, la coyuntura le ha otorgado la titularidad en la selección española y el Real Madrid, dos equipazos en los que suele ser el futbolista menos talentoso del once. No ha necesitado más nivel para ser el lateral derecho más sólido de la última Eurocopa, pese a los debates. El Real, en cambio, sí que nota más sus limitaciones.
El cielo para España era la batida de línea. Encontrar un punto abierto y adelantado sobre el que jugar y que luego habilitase a un mediapunta en ventaja. Modus operandi de Arbeloa: controlar el tiempo, fijar la altura, recibir, esperar y soltar hacia atrás. Cumplía con nota. El Real Madrid maneja otros registros. También exige a los laterales una posición fija arriba, en línea de volantes o puntas según la madurez de la jugada (según la posición de Xabi Alonso), y ahí cumple; pero luego se generan ventajas que infrautiliza. El lado fuerte del sistema de Mourinho en la mediapunta es el derecho, donde caen o están Di María y Özil. Tras la recepción ambos tiran hacia dentro, con el interior de su pie bueno buscando a Ronaldo, y dejan detrás un espacio limpio que sí puede ser resolutivo. Khedira y Arbeloa reciben a menudo solos y, por falta de calidad, no transforman la ventaja.
Hay dos vías de mejora. La primera, comprar un lateral más técnico. La segunda, acompañar a Alonso en la base de la jugada. Y aquí está el tomate. Que Pepe y Ramos se abren y Xabi se mete entre ellos para iniciar es vox populi. Que lo hacen genial, también. Pero tras la salida el Real sufre 10 segundos difíciles: los que tarda el capataz en subir hasta el mediocampo. Alonso no es Bolt precisamente, y su nivel físico es muy irregular a lo largo del año. Hay momentos en los que el Real no tiene opción de pase atrás, porque Özil no baja y Khedira… es como Arbeloa. Así el juego se precipita y el control se pierde. Granero fue importante a final de año por solucionarlo parcialmente. Sahin, o un posible fichaje, tienen más palabra. Con un Madrid más asentado, de más control, el dependiente Arbeloa siempre tendría una opción buena. Y con ella, él sabe cómo ocultar sus malos centros y torpes regates.
@MarcosVaquero 12 julio, 2012
Ayer leí que Lass apunta a segundo lateral diestro. Dentro de su alboroto personal, me parece un buen recurso dado lo justito que anda el mercado en esa posición. En cualquier caso, volvemos a lo de siempre: el drama del RM está en, de una vez por todas, encontrar vida en mediocampo más allá de Xabi Alonso.