En las últimas páginas del libro siempre quedan párrafos despistados que encajan con el argumento y redondean el contenido. Entre esas líneas libres se encontró al borde de la medianoche el Barça, inmerso en un ida y vuelta sin cafeína tratando de sacar los tres puntos sin toser demasiado, sin armar barullo, como si una marcha pacífica fuese suficiente para conquistar el Sáhara verdiblanco. Ya se bajaba el telón con el 2-1 en el marcador, previa deserción desquiciante de Dani Alves, cuando apareció Keita -padre, hijo y Espíritu Santo de Pep– para dejar en tablas el final liguero de la era, como si lo justo fuese posponer la partida así, igualada y en pause, bajar al bar a tomar un par de cañas, y volver en tres o cuatro años con historias e ideas nuevas que plasmar por Barcelona.
Emigra Pep al país del reposo con las mejores notas, currículum prodigioso, empujado por los recortes del desgaste y la necesidad deUn gol de Keita evitó la última derrota de Pep ver brotes verdes en su sentimiento de la profesión. Antes de partir, acudiendo al rescate del último tachón, porque estas películas nunca acaban mal, apareció Seydou con el grito mudo del gol tosco pero sumamente disfrutable. Keita, tan retorcido en el cabezazo como educado en la devoción: “¿Guardiola? Lo echaremos mucho de menos, por favor”, no iba a consentir que el jefe se fuera con el sinsabor de la derrota. Se cierra de este modo el círculo de un proyecto admirable con la calma, la sencillez y la complicidad de dos amigos, dos compañeros, jugador y entrenador. Keita y Pep. Pep y Keita. Punto y final.
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Columna original
http://www.ecosdelbalon.com/2012/05/punto-y-final/
@ecosdelbalon 8 julio, 2012
No se le recuerda ningún error de bulto. Clave en momentos competitivos de altísima exigencia. Fundamental para Guardiola en partidos en los que el contrario basada toda su transición en el juego directo y bastión que le dio mucho juego para hacer que jugar con un equipo de enanitos no implicase hablar cada dos por tres del balón parado -uno de los aspectos más infravaloradas de la era Pep, hoy todos hacen lo que en su momento a todos nos pareció una ida de olla-.
Su momento de gloria pienso que fue 2010, que coincidió con la lesión de Iniesta y la presencia de Ibrahimovic. Sus rupturas fueron fundamentales para dar al equipo un poco de profundidad por dentro y para cargar el área, tanto para el remate como para el rechazo.
Algunos dicen que Keita se quitó brillo a sí mismo estando en el Barça. Que era un jugador de primer nivel real como para destacar como titular en un grande. Supongo que detalles como tener en el banquillo a tipos de esa calidad son los que acaban sumando migaja tras migaja hasta que sale un ciclo como el que salió.