Fue el primer mediocentro en entusiasmar a Argentina desde la retirada de Redondo el esquivo, su ídolo y obsesiva referencia; pero Gago jugaba como Guardiola. Tocaba la pelota entre tres y cuatro veces por jugadas, alternaba el corto con el largo y se ofrecía para recibir en cada momento. Mandaba, decidiendo más sobre la dirección que sobre el ritmo. Era muy feliz en la cancha, se le notaba muchísimo. Estaba enamorado de su papel y sentía (y escuchaba y leía) que lo desempañaba a la perfección. Para situar un análisis sobre el jugador no hay nada mejor que empezar releyendo la reseña que le dedicó Santiago Segurola en mayo de 2005, recientemente rescatada por los compañeros de Diarios de Fútbol. Gago era simplemente eso, y hay que saberlo para entender el resto de la historia.
En Madrid fracasó a lo grande. Y lo peor para él no fue jugar mal, sino dejar de ser lo que era. Le derrotaron dos hechos tácticos: sistemas defensivos cuya presión llegaba a su zona y una velocidad muy superior a la latinoamericana. En estas, a Gago le tocaba tirar de técnica, protegerse ante el arrebato rival para poder seguir jugando a su ritmo, como hacen Pirlo, Xavi o Alonso. Y ahí se descubrió el pastel: Gago era técnicamente mediocre. Carecía de todo recurso que pudiera valerle para hacerse el espacio y su paleta de golpeos era mínima. De hecho, la única superficie que usaba era el interior de su pie derecho. Del exterior o el empeine -gravísimo- ni hablar, y de su zurda menos aun. Con tales taras, Europa precipitó su fútbol y borró a Gago en esencia. Su físico -corre por 4- le valía un hueco, pero el azote a su ego fue irreparable. Quien quería ser como Redondo y era como Guardiola jugaba como un mediocentro africano poco dotado.
En Roma no ha triunfado, si bien ha recuperado parte de su dignidad. Además, cada vez que va con Argentina su confianza se realza, porque el territorio Conmebol le da tiempo para asegurar y él ahí sí funciona. Lo cierto es que el Valencia CF ha podido acertar con su fichaje. Pellegrino inspira más reflexión y menos nervios que Emery, y el movimiento más importante del mercado va dado a desarrollar esquemas más horizontales y pausados en Mestalla. Si Banega y Canales están enteros, mejor que mejor. En ese ritmo bajo, Fernando es una opción correcta. Al fin y al cabo, si preguntan a Leo Messi en la intimidad confesará que le quiere a él como mediocentro titular de la albiceleste, por encima de Cambiasso, Mascherano, Banega y el carismático Braña. El seleccionador Sabella, a día de hoy, opina parecido. Nadie emociona como emocionó Gago sin tener nada de nada. Aunque ya haya quedado claro que no tenía para tanto.
javimgol 23 julio, 2012
Yo, que soy del Madrid, he llegado a odiar a Gago a muerte. Casi asco. Es el símbolo del que era un mal endémico del club: sobrevalorado por juntaletras como Segurola, comprado por una morterada y que aguantó 5 años en el equipo pese a su absoluta mediocridad.
Hablando solo de fútbol, soy incapaz de ver un medio centro en el Turia con Gago y Banega en el mismo eje. Y para mí, al 100%, Banega es el verdadero motor y termómetro ché.