La banda del patio | Ecos del Balón

La banda del patio


Suena el timbre, metes los libros como puedes en la mochila y corres escalera abajo. Una estampida infantil, todos gritan. La hora del recreo no se negocia y cada minuto extra que te conceden los profesores es un soplo de libertad. Mientras los menos hábiles abren su paquete de galletas en un banco a la sombra, tú te plantas con todo el solazo en la pista de fútbol, das tres toques y en un pares o nones están listos los equipos. En ese momento, justo antes de empezar, analizas la situación con más detalle que el examen de mates que acabas de terminar y aclaras las ideas: a ver, tenemos al rebelde, al listo y al bueno. Bien. Hoy podemos ganar.

El rebelde es nuestro delantero. Un clásico prototipo de repetidor desganado que se integra en la clase entre bromas del que se cree experimentado.Repetidor, vago y pasota, pero es muy bueno No lleva el jersey azul marino del uniforme y lo cambia por la sudadera oscura de turno, por mucho que los profesores insisten en que no debe hacerlo. Es tan vago en la cancha del patio como en clase y va un poco de paso por el colegio. A veces nos preguntamos si la vida le incomoda o simplemente es así. Pero es bueno. Mucho. Cuando juega con nosotros -que no es siempre, pues muchas veces se pierde el recreo por estar castigado- y le salen las jugadas termina goleando. Pongamos que se llama Balotelli.

Luego está el listo. Es más bajito y siempre calla más de lo que habla. Quiero pensar que tiene unos diálogos interiores envidiables, pues en apariencia es tímido.El placer le mueve. Eso sí, la pelota al suelo Juega por placer, se mueve como si levitase y tiene ramalazos de genialidad. Le encanta colocarse por arriba y pide que le pasen la pelota por el suelo, siempre y cuando no haya mucha gente en el recreo… porque cuando se juntan tres partidos a la vez (malditos campos del colegio) es muy difícil sortear todas las piernas. Con él tenemos más cerca la victoria. Por las tardes, al salir de clase, se aprieta unos bocadillos de escándalo que luego terminan pesándole en su físico. Siempre termina sofocado, si es que consigue terminar. Es entrañable. Podría llamarse Cassano.

La tranquilidad es que también tenemos al bueno. En clase es conocido porque juega muy bien al fútbol, un atractivo fijo para las niñas,Es el primero en ser elegido en el sorteo e incluso los cursos mayores ya saben a quién hay que evitar cuando jugamos contra ellos. Algunos le preguntamos que por qué no intenta hacer las pruebas en algún club para entrar en su cantera. Él dice que prefiere jugar y divertirse. Al menos por ahora. Me imagino su informe de seguimiento: «No es rápido y se mueve poco, va mal al suelo y difícilmente gana un balón por alto». Sin embargo, es el mejor. Cuando se sortean los equipos, sale de los primeros pero no presume de ello. Le das el balón y suspiras de alivio. Si él la tiene, descansas porque no la pierde. Si él la suelta, corres porque acerca el peligro. A éste lo llamaremos Pirlo.

«Ver a Pirlo es vivir sin sentir que pasa el tiempo», Arroyo.

Vuelve a sonar el timbre y regresas a clase. Con suerte habrán sido 20 minutos de partido, siempre insuficientes para un grupo de niños en el patio del colegio. Para ellos el tiempo pasa muy rápido, casi tan veloz como el de su infancia, mientras que otros, ya más mayores, retienen cada instante entre pase y asistencia esperando a que la Eurocopa caiga de su lado antes de que se vean obligados a despedirse.

 

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14 comentarios

  • @DavidLeonRon 30 junio, 2012

    Me ha encantado Álvaro.

    "Suena el timbre, metes los libros como puedes en la mochila y corres escalera abajo. Una estampida infantil, todos gritan. La hora del recreo no se negocia y cada minuto extra que te conceden los profesores es un soplo de libertad"

    Este párrafo me ha traído miles de recuerdos tío, qué grande!! Qué importante resultaba no perder ni uno de los minutos de los que disponías. Cuando prohibieron los balones en el recreo llegamos a jugar con piedras. Como suena, piedras y con pases por alto ^^

    Qué maravilla.

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  • @migquintana 30 junio, 2012

    Me encantaba ese momento de bajar las escaleras a toda prisa, creo que si hubiera sido una disciplina olímpica en estos momentos estaría preparando los Juegos de Londres. ¡De 2 en 2, de 3 en 3! ¡Joder qué lento se iba pese a todo! Pasaba demasiado tiempo para poner el balón en el centro del campo. Ahí, que ya tenías los equipos hechos y había más rencillas que en cualquier partido profesional, ya te tocaba elegir si ese día tenías ganas de parar, de tocarla o de marcar gol. Yo creo que se podría establecer un método -que posteriormente ganaría algún Nobel y sería utilizado contra Sheldon Cooper- para saber cómo estaba anímicamente cada chaval en base a su puesto. Qué tiempos, de verdad, qué tiempos.

    También me encantaba aquella mítica serie de dibujos, como me encanta ahora Italia. Creo que, pese a ver una Eurocopa realmente entretenida y con alternancias en casi todos los partidos, la única constante alegre, dinámica y divertida ha sido la ''Squadra Azzurra''. Holanda se cayó rápido, Francia fue la más decepcionante, Alemania sólo despegó contra una débil Grecia, Portugal gustó cada vez más pero en base a otras cualidades, como Inglaterra pero sin tanto vuelo, y España, pues España… está en la final haciendo historia.

    Cassano, Balotelli y Pirlo es un trío bastante extraño, pero el resultado es indiscutiblemente bueno. Encima lo acompaña un académico en la portería y un corazón romano andante, para qué más. Y, bueno, no hay que olvidar al profesor que lo dirige todo desde muy cerquita, queriendo a veces incluso meterse a jugar. Prandelli podría fundar perfectamente ''el club de los futbolistas muertos''.

    Tanto si gana, como si no, mi recuerdo sobre esta selección será muy superior al que tengo de la Alemania de 2008 y de la Holanda de 2010, ninguna duda. Ayer leí de nuevo el artículo que hice previo a esta Eurocopa (''Lo fuerte que puedan golpearte''), y os prometo que no os lo recomiendo si queréis llegar ''sanos'' al domingo a las 20:45. Consejo de Mig.

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  • @javimgol 30 junio, 2012

    Genial

    Grande la serie con TJ Detwailer, Gretchen, Hans, Mike, Spinelli y cia…

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  • @ecosdelbalon 30 junio, 2012

    Yo creo que Balotelli debía ser el típico al que miraba una niña en mitad del partido y dejaba al fútbol colgado.

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  • musicvectors 30 junio, 2012

    Excelso

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  • @Dani_S_N 30 junio, 2012

    Tremendo articulo!!!!!! no hay manera mejor de describir a estos tres mosqueteros!!!!

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  • @SharkGutierrez 30 junio, 2012

    "Jo, eso es mamma" Esa era la expresión cuando estos tres se ponían a jugar juntos.

    Yo me imagino a Balotelli, como el contestón de la clase. Nunca estaba de acuerdo con lo que hacía el resto. Diferente, pero con un peso sostenido por su genialidad cuando jugaba al fútbol.

    A Pirlo me lo imaginaba como el apoyo al que siempre le contabas tus secretos, con el que compartías cosas. Pero que siempre tenía un as bajo la manga cuando jugaba al fútbol. Le encontrabas siempre activo, pero silencioso. La revolución silenciosa, donde tu sabías que él, era uno de los buenos.

    A Cassano, me lo imagino como el niño glotón que te hacía dos o tres regates, una finta o una ruleta y te sonría con picaresca para que te picases y fueses a por él en la siguiente jugada en el patio. No duraba mucho jugando, pero cuando lo hacía era genial. Eras su amigo o su enemigo. No había término medio con él.

    Los tres forman la banda del patio excéntrica entre sí, por su cáracter, pero divertida para todos por su calidad. ¿El problema? Que visten de azul y tienes que pararlos como sea.

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  • @alvarofrances9 30 junio, 2012

    Álvaro, que símil más precioso y que historia tan bonita. Tantos y tantos recreos que siempre pasaba esto.
    Es imposible describirlos mejor que los has descrito pero Balotelli lo imagino el típico que incluso se permitía la desfachatez para fumarse un cigarro delante de las chicas y luego volver los últimos minutos para poner la victoria en su equipo.
    A Andrea las chicas le miraban y el agachaba la cabeza. Su melena les volvía loca pero el no se atrevía a hablar con ellas. De los tres, es el que más ama el fútbol.
    Antonio…me resulta indescriptible, era una especie de mézclum.
    Ahí reinaba Mario pero el principe inteligente era Andrea. Mario era el típico que andaba pegando a los techos con las pelotas y por ello, los cuidadores del recreo les requisaban el cuero (yo me llegué a ir del colegio y aún no he recibido tales balones de vuelta).
    ¿Habéis pensado en los maestros instructores de esta banda? A ver si pensáis como pienso yo…

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  • @AlvarodeGrado 30 junio, 2012

    ¡Gracias!

    @DavidLeonRon

    Es que perder minutos del partido era un drama. A mí me reventaba que quienes elegían los equipos tardasen demasiado en sortearlo, o que alguien se quedase en clase hablando con el profesor, o que algunos no se dieran prisa en empezar…

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  • @DavidLeonRon 30 junio, 2012

    @Álvaro

    "A mí me reventaba que quienes elegían los equipos tardasen demasiado en sortearlo, o que alguien se quedase en clase hablando con el profesor, o que algunos no se dieran prisa en empezar…"

    Calla, calla. Yo siempre trataba de arrastrar a los rezagados o a los que se ponían a hablar de cualquier cosa. Es que de verdad, era indignante.

    ¿Y qué me dices de cuando sonaba el timbre y se jugaba una bola más? Los que iban ganando decían que ese era el pitido final pero como hubiera gol en esa jugada la cosa podía derivar incluso en pelea, jajajajaja ^^

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  • @AlvarodeGrado 30 junio, 2012

    @David

    Jajajaja. O la de balones que se nos colaron por la valla de arriba del patio, o la de recibir un balonazo inesperado del partido que se jugaba al mismo tiempo… Me salen muchísimas anécdotas de ese tiempo.

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  • @giorgioV10 1 julio, 2012

    Que bueno!

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  • NRG 1 julio, 2012

    Buenísimo

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  • […] Mario Balotelli desde su nacimiento ha sido maltratado por todos los aspectos de la vida, la antítesis a esta realidad la encuentra en el fútbol, donde se transforma en un niño consentido y mimado,  en el “bambino viziati del calcio”. […]

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