
Julio de 1954, Suiza. Puskas y su legendaria selección húngara pudieron ser entonces el origen del conflicto del 76. Acababan de eliminar a la gran Uruguay, campeona del mundo 4 años atrás en el histórico Maracanazo, y les esperaba en la final Alemania, a la que en fase de grupos habían endosado nada menos que 8 goles. Un tempranero 2-0 a favor confirmaba la diferencia, pero los germanos levantaron el resultado en una de las noches más famosas y sorprendentes jamás vividas por el fútbol. El triunfo fue un punto de inflexión para un país deprimido, que afrontaba con miedo y escepticismo los difíciles años de la post-guerra. También se tiende a pensar que en aquel Hungría 2 – Alemania 3 se forjó el espíritu de una nación sin igual en materia competitiva, vinculada a conceptos como el triunfo o la nula rendición en la mente de todos. El Bayern de Munich es su caballo de batalla, el representante de esa cultura. Jugar bien, ganar… es fin para otros. Su verdadero objetivo es sentir que todos los demás son más pequeños. Por eso lleva 62 años luchando contra lo que, cree, nunca debió ocurrir: Un efímero bienio después del Milagro de Berna, Alfredo Di Stefano alzó la primera Copa de Europa y el espíritu del club que se perpetuaría como referencia. Bienvenidos y disfruten de un nuevo Bayern de Munich-Real Madrid CF.
Jupp Heynckes, entrenador del gigante alemán desde el pasado mes de junio, tuvo un inicio de temporada excelente. De hecho, el equipo se desmarcó pronto en el grupo de la muerte de la Champions, luciendo resultados y fútbol al unísono, exhibición ante el Manchester City incluida. La evolución esperada se truncó al recibir dos noticias cruciales: La lesión de Schweinsteiger, quizás el centrocampista más en forma de Europa entonces, y la recuperación de Robben, con su consiguiente regreso el 11. Son los dos sucesos que alteran para mal el crecimiento colectivo, y que nos llevan al punto en el que hoy estamos.
Asumiendo que el planteamiento alemán consistirá en un ejercicio de intimidación, conviene iniciar el análisis hablando de su talentoso tridente. Y no se descubre nada si se afirma que no existen muchos tríos más resolutivos que el formado por Ribery, Müller y Robben. Si bien sobra describir lo que es vox populi, no se debe obviar la inmensa determinación de estos tres cracks, porque es muchísimo más importante que todo lo que viene a continuación. O sea, que su dramática rigidez táctica en forma de 4-2-4 (imagen de la izquierda). Cada pieza empieza y acaba la jugada en el mismo carril, casi nunca se cruzan entre sí sin balón y raro es que lo hagan con él. El resultado es que el rival apenas sufre tácticamente, pues no se ve obligado a tomar decisiones. Se acomoda en una disposición defensiva que proteja a sus laterales ante el fuera-dentro de Robbery y todo queda reducido a una batalla técnica tan exigente como simple y anunciada.
En relación a este tema resulta interesante detenerse en el último precedente que enfrentó a Robben y Mourinho, la Final de la Champions League 2009/10. Aquel día el entrenador libró a Samuel, central izquierdo, deRamos y Pepe son los que suelen salir a los costados. Hoy quizá ahí haya un cambio toda responsabilidad en las ayudas contra Arjen, destinando a Cambiasso a cerrar esa puerta que el cohete abre con tanta frecuencia (imagen de la derecha). El Bayern te permitía y te permite dar a tus mediocentros ese matiz estrictamente lateral, ya que su juego interior es, por norma general, entre escaso e inexistente. Atendiendo a esta pieza de archivo, me inclino a pensar que Alonso trabajará más que Ramos sobre Robben, y a que Khedira trabajará más que Pepe sobre Ribery. La pareja de centrales del Real destinada a labores de corrección general, a arreglar desperfectos en todas partes, es un activo que el Bayern no obliga a perder. Y Mourinho no lo regalará. A menos que Arbeloa o el lateral zurdo le obliguen mediante una sangrante inferioridad individual.
Puede chocar que un equipo que cuenta con Müller y Ribery sea incapaz de crear líneas de pase por dentro, a costados o espalda de mediocentros; pues al fin y al cabo, el alemán se mueve de maravilla y el francés tiene una clarividencia especial a la hora de encontrar compañeros. Son cosas del inmovilismo al que les condena Robben. Para remediarlo, Heynckes en las últimas semanas está agitando el saco a ver qué sale, proponiendo permutas estáticas. Es decir, cada jugador sigue empezando y acabando la jugada en el mismo carril, pero durante pasajes de 5-10 minutos los canjean. Se empezó con Müller en la izquierda y Ribery en el medio (imagen de la izquierda), y se siguió con Müller en la derecha y Robben de mediapunta. Tácticamente no cambia nada; pero técnicamente, sí, porque cada jugador es distinto, y el sistema del contrario siente el molesto cosquilleo de la imprevisibilidad. Sin grandes alardes, están siendo movimientos productivos. Esta noche harán acto de presencia. El Real deberá estar concentrado.
La baja de Schweinsteiger agravó los defectos del 4-2-3-1 de Heynckes. Para empezar, porque si bien la línea de tres no producía ventajas posicionales, Bastian en la base de la jugada creaba el primer desequilibrio por sí mismo. El medio alemán estaba pletórico, y su libro de estilo no podía ser más heterogéneo. Bien recibía el primer pase, bien se abría para arrastrar presiones y limpiar el centro, bien se saltaba un escalón y creaba la línea de pase por delante. Certero, decidido, fino, dulce. Quien otrora fuese un volante derecho trotón se había convertido en un elegante y dinámico interior dominante. Sin él, Tymoschuk, Gustavo, Kroos y Alaba se han alternado en el doble pivote, sin que ninguno haya convencido; y es que independientemente del valor técnico de cada uno, todos comparten un olfato pésimo para orientarse a sí mismos. En la imagen de la izquierda vemos un perfecto ejemplo de las constantes situaciones de efecto mesa de tren que forman los centrales y los mediocentros del Bayern en la salida, «dos sentados enfrente de los otros dos» (imagen de la izquierda). ¿Solución? Lahm, lateral derecho, es uno de los 10 hombres con más pases dados de la competición europea. Bien por Lahm. Mal por Heynckes.
Para colmo, esto hace que la pérdida de balón se dé en disposiciones claras y dramáticas de 4-2-4, con el centro del campo vendido (imagen de la derecha); y ahí el Real debería tener o un filón o un recurso importante,Di María de «10», como en el Sánchez Pizjuán, es un recurso con un potencial curioso según salga el partido. Se espera el cuarteto titular, el compuesto por Di María, Özil, Ronaldo y Benzema, y la verdad es que sería lo más lógico; pero no sobra valorar la variante del Sánchez Pizjuán, con Di María como «10». Primero, porque la calidad defensiva del doble pivote bávaro es pobre y Mourinho necesita ahí una constancia que ni Kaká, por insuficiencia, ni Özil, por irregularidad, garantizan. Después, porque la precisa verticalidad de Di María sería un tormento para una zaga contra la que, seguro, Mourinho va a exponer su doble falso 9 (Ronaldo entre Lahm y Boateng, Benzema entre Alaba y Badstuber) en su versión más pura. Y para acabar, porque la hiperactividad defensiva del «22» acentuaría el problema antes comentado de los mediocentros mirando a los ojos de los centrales mientras inician. Di María no da descanso. Aunque su duelo individual contra Alaba es jugoso y Özil estará presuntamente motivadísimo, esto tiene una vuelta.
Por todo expuesto hasta ahora, Schweinsteiger va a jugar a menos que el riesgo físico sea excesivo. Si no lo es tanto y es de la partida, el Kroos por Müller en la mediapunta local no debe ser descartado, y es que es tan cierto que el rendimiento personal de Kroos siempre ha sido discreto como que el mejor Bayern le tuvo a él por detrás de Mario Gómez. Razones hay varias. El ex-Leverkusen es mucho más de base de la jugada que Müller, y tiende más a caer sobre la misma, sobre todo a espacios laterales (imagen de la derecha). Alivia la salida desde atrás y da juego a Bastian. A su vez, ese movimiento de descuelgue deja un espacio en la zona del «10» que Ribery aprovecha para recordar que él no es un Robben reducido, sino un jugador superior a Arjen, algo que a Khedira y Pepe les puede venir entre mal, peor y mucho peor. Y con Kroos de enganche también se suma un poder de contención extra, pues pese a que el triángulo de la medular, sin balón, casi siempre es de 2+1 y no de 1+2, Kroos se involucra bastante más en el mismo que Müller. A Heynckes le dolería en el alma sentar hoy a su querido Toni. En el otro lado de la balanza, claro, la determinación de Thömas. A eso han reducido al mayor talento del plantel…
El batallón aéreo capitaneado por Mario Gómez ante la pésima defensa de la estrategia de Casillas, la duda entre Coentrao y Marcelo, la manifiesta superioridad individual de los atacantes españoles sobre los defensores alemanes, la altura del sistema defensivo de cada uno de los equipos… los temas se amontonan ante un Bayern de Munich-Real Madrid que puede sacar lo mejor de ambos conjuntos al mismo tiempo. Eso hace que aventurarse a pronosticar un discurso definido a lo largo de 90 minutos sea complicado. Mourinho sabe que el Bayern saldrá en tromba, intentando revivir sensaciones pasadas y probar fortuna inmediata con Robben y Ribery por si suena la flauta, nada descartable, de la superioridad individual. Y pese a que tachar a Mourinho de entrenador defensivo sea un error, no hacerlo de entrenador conservador, de tender a minimizar riesgos, también lo es. No me imagino un Madrid presionando a toda cancha, y permitiendo así que tras el regate de Arjen y Frank queden 50 metros limpios hasta Iker. Me imagino un partido formado por muchos partidos, chiquititos y diferentes, con distintas claves y protagonistas. También a un Bayern que pulirá con sudor y gritos muchas de sus limitaciones tácticas. Y me imagino un partidazo. Un partidazo colosal. Además, es el día de Cristiano Ronaldo.
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Pares o Nones: Rivalidad Madrid-Bayern
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Referencias:
«Un paseo por Munich»
«Entrenamiento Bayern»
@marcel99710 17 abril, 2012
Fantástico artículo.
¿No se ha barajado la posibilidad de Higuaín? Su personalidad es materia prima para estos partidos y por lo que presupongo el Madrid tendrá campo abierto para correr, sumado a la baja calidad de la línea defensiva del Bayern, dudo que el Pipita se sienta incómodo.