Pep, prevenido por la ida del Camp Nou, agitó el choque. Expuso el 3-4-3, llegada masiva (¿excesiva?) de los interiores y un acentuadísimo intercambio de puestos entre Cesc, Thiago y Messi; un volátil triángulo que descansaba en la derecha y que por pura movilidad proporcionó a Leo espacio para arrancar. Para decidir, así pues. El peaje estuvo en transición defensiva, en la espalda de Xavi para ser más exactos, traba que no pudieron subsanar ni Busquets, por falta de lateralidad, ni Puyol, por falta de ritmo. Pero a Guardiola le salió bien el lanzamiento del dado. Hasta que cambie de 10, el Barça es la banca.
DBEcos 25 marzo, 2012
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